Sabadell será el escenario, este miércoles 23 de julio a las 19:00 horas, de la última final de la Copa Catalunya tal y como la hemos conocido hasta ahora. Un formato que echa el cierre con un cartel de lujo: Espanyol contra Girona, ambos representantes catalanes en Primera división y, desde hace unos años, protagonistas de una rivalidad creciente que trasciende el terreno de juego. La Nova Creu Alta acogerá un duelo que, aunque amistoso sobre el papel, tiene muchos ingredientes que lo hacen especial: orgullo, tensión, cuentas pendientes y un título en juego, por simbólico que sea.
Un Espanyol en pañales, pero con hambre
Manolo González apenas lleva unos días al frente del equipo primero trabajando en la Dani Jarque y posteriormente en el stage de Navata y, más allá de sesiones de carga y toma de contacto con las nuevas caras, sólo ha podido disputar un bolo veraniego contra el modesto Peralada. Así que esta final le llega al Espanyol en pleno rodaje. En otras palabras: con lo justo.
Eso sí, el técnico gallego sabe que estos partidos tienen valor más allá del resultado. Sirven para ver a los fichajes en acción, medir sensaciones y, sobre todo, empezar a definir automatismos en un grupo con muchas piezas nuevas. La afición perica, que tiene muy presente lo vivido el último curso, agradecería tener en este inicio de verano un pequeño impulso anímico. Y una victoria ante el Girona, por muy amistosa que sea, siempre tiene algo de dulce.
Además, la Copa Catalunya -que durante años no pasaba de ser una cita menor- gana en esta ocasión cierto simbolismo. Para un club como el Espanyol, que en este nuevo ciclo buscará reconstruirse desde abajo, levantarla sería una forma de poner la primera piedra de algo más serio. Aunque se haya encontrado un hueco para disputarla casi a última hora y en pleno julio, el compromiso se mantiene. Y eso también significa algo.
Un Girona con muchas dudas e incógnitas
Enfrente estará un Girona que llega también corto de rodaje, tras estrenarse con un contundente 0-5 ante el Olot, pero con un verano que está dejando muchas más incógnitas que certezas. Sí, ganaron con claridad con goles de Asprilla, Stuani, Abel Ruiz, Jastin y Herrera, pero eso no borra lo que se arrastra desde la temporada pasada: un final de Liga para olvidar y un mercado de fichajes donde la parálisis es absoluta.
“Tenemos una buena base”, decía Míchel hace unos días; y es verdad que hay talento, continuidad y jugadores capaces. Pero también es cierto que han salido piezas clave, que hay posiciones cogidas con pinzas, y que el club sigue sin moverse con determinación para reforzar una plantilla que, hoy por hoy, no ilusiona. Mientras se apela a la paciencia desde la dirección, la afición sigue esperando señales de ambición por parte del City Group, que parece más centrado en estos momentos en otros satélites que en potenciar a su filial catalán.
La Copa Catalunya, en este contexto, se convierte en una prueba más para un equipo que necesita, como el comer, recuperar sensaciones. No tanto por el resultado, sino porque cada mala imagen en pretemporada añade presión. Y porque el Girona no puede permitirse un arranque dubitativo.
🏋️♂️ L’ENTRENAMENT PREVI A LA FINAL DE LA COPA CATALUNYA! 🏆 pic.twitter.com/U3u6n9NzWV
— Girona FC (@GironaFC) July 22, 2025
Una rivalidad que ya es tradición
Aunque no se trate de un derbi clásico, lo cierto es que la rivalidad entre Espanyol y Girona ha ido cogiendo cuerpo. Se disputan ese segundo escalón simbólico en el mapa del fútbol catalán, y cada enfrentamiento reciente ha tenido su dosis de tensión. Este miércoles, aunque con plantillas en construcción y en medio del calor veraniego, la historia no será distinta. El Girona sigue persiguiendo un título que se le resiste. Nunca ha conseguido levantar esta Copa Catalunya; será la tercera vez en la última década que el conjunto gironí dispute la final: en 2015 cayó ante el Europa y en 2017 perdió contra el Nàstic en la tanda de penaltis. Curiosamente, otros clubes de la provincia como el Blanes o el Palamós sí han logrado inscribir su nombre. El FC Barcelona lidera el historial con ocho títulos, seguido muy de cerca por el Espanyol, que buscará conquistar su séptima Copa Catalunya y seguir ampliando su legado en este torneo.
Además, esta será la última final con el actual modelo de Copa Catalunya. Por eso, gane quien gane, levantará un trofeo con valor añadido. El que cierra una etapa. El que recordará que, durante muchos años, dos clubes con aspiraciones distintas pero orgullo compartido se cruzaron en una competición que siempre fue más que un simple amistoso.

