Marash Kumbulla ya es oficialmente jugador del Mallorca. El central albanés, que la temporada pasada se ganó el corazón del espanyolismo a base de compromiso y buenas actuaciones, ha sido presentado este lunes en Son Moix como refuerzo hasta final de temporada, cedido por la Roma. Una imagen que duele y mucho en el entorno del Espanyol, que soñaba con volver a verlo de blanquiazul.
— RCD Mallorca (@RCD_Mallorca) August 18, 2025
El fichaje ha dejado una sensación amarga entre los aficionados pericos y también dentro del propio club. Kumbulla siempre dejó clara su voluntad de regresar: en Cornellà se sintió importante, valorado y parte de un proyecto en el que encajó desde el primer día. Por eso, en los despachos blanquiazules se decidió esperarle, confiando en que su deseo acabase imponiéndose. Pero la Roma, que buscaba sacar tajada, y la situación económica del Espanyol, mucho más limitada, han terminado por inclinar la balanza hacia Mallorca. El central, además, debería haber hecho un esfuerzo económico si realmente quería volver al RCDE Stadium.
El resultado es evidente: se han perdido unas semanas valiosas aguardando una operación que nunca llegó a buen puerto. Y ahora el club debe acelerar la búsqueda de un central que cubra el hueco, aunque la sensación es que las prioridades están ahora mismo más en el centro del campo que en el eje de la zaga. El tiempo dirá si esperar tanto a Kumbulla ha sido un error de estrategia o si su ausencia acaba siendo asumible.
Tiene muchas ganas de Son Moix 🫵 pic.twitter.com/olv2eKDsr1
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En su presentación como mallorquinista, Kumbulla mostró entusiasmo: “Estoy muy contento de estar aquí. Hablé con el director y con el míster, y tienen mucha confianza en mí. Me hablaron mucho del proyecto que tiene el Mallorca y cuando me llamó el club, quise estar aquí lo más pronto posible”.
Un fichaje de altura 📏 pic.twitter.com/qDvWCorxib
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Palabras que para el Espanyol, que le esperaba con los brazos abiertos, son ciertamente duras, aunque lo que toca es pasar página a regañadientes. La ilusión de volver a ver a Kumbulla vestido de blanquiazul se ha evaporado, y ahora toca mirar al mercado sin margen de error. Lo que está claro es que, aunque ya sea bermellón, el recuerdo de su etapa perica seguirá siendo muy difícil de borrar.
