El Espanyol sufrió una derrota muy justa ante el Rayo Vallecano en el RCDE Stadium. Los jugadores blanquiazules y el cuerpo técnico no mostraron ninguna ambición en este encuentro y se vieron superados por un conjunto madrileño que llevaba cuatro meses sin ganar y que tan solo había logrado un triunfo a domicilio en LaLiga Santander.
El equipo de Vicente Moreno encajó una derrota más que merecida. Sin embargo, los que no deberían haber padecido este castigo son los 11.873 espectadores que acudieron al RCDE Stadium a presenciar una actuación tan mediocre de su equipo. Esta cifra de asistencia es la segunda peor en un partido de LaLiga Santander en el que se haya permitido el 100% del aforo, solo por encima del Espanyol – Elche CF de esta misma temporada. En dicho encuentro, hubo 11.870 aficionados, es decir, únicamente tres menos que el pasado jueves.
Las condiciones en las que se celebró el partido no incentivaban a la asistencia al RCDE Stadium. Este enfrentamiento tuvo lugar entre semana y a una hora (19:00 horas) que coincide con el horario laboral de mucha gente. Además, durante el día había llovido bastante y hay que tener en cuenta que el Espanyol no está luchando por ningún gran objetivo clasificatorio más allá de ganar algún puesto en la tabla. Por estos motivos, los 11.873 espectadores a los que le dieron igual todas estas condiciones y fueron a apoyar a su equipo merecían un respeto que no obtuvieron.
Sin embargo, el público no perdonó la mala actuación del cuadro espanyolista y expresó su enfado y pidió responsabilidades. El principal foco de las protestas fue el director deportivo del Espanyol, Francisco Joaquín Pérez Rufete, al que se dedicaron cánticos de ‘Rufete, vete ya’. Algunos pericos cambiaron el destinatario de estas quejas y apuntaron al entrenador blanquiazul al grito de ‘Vicente, vete ya’. Otros seguidores blanquiazules fueron más allá y señalaron a todo el palco y a China con cánticos de ‘Directiva, dimisión’. Tampoco se libraron los futbolistas, a quienes los presentes en el RCDE Stadium recordaron que «hasta los huevos, estamos hasta los huevos».