Jordi Puyaltó es uno de los coleccionistas e historiadores pericos más activos y colabora en diversos medios de comunicación.
Usted escribe sobre historia del RCDE en POL y en Crónica Perica. Y ahora le ha fichado Catalunya Ràdio. ¿Está de moda recuperar la memoria histórica perica?
¡Ojalá fuera así!. Mi ilusión es que la historia del Espanyol no siga cayendo en el olvido, por eso intento seguir manteniéndola viva a través de POL, de Crónica Perica y, a partir del 16 de setiembre, de Catalunya Ràdio, gracias a la sensibilidad demostrada por David Clupés, que me propuso colaborar en su programa y no lo dudé ni un instante.
¿Cómo será?
Colaboraré todos los días en que el Espanyol juegue en Cornellá-El Prat. Antes que comience el encuentro, o en el descanso, comentaré alguna anécdota histórica, que puede estar relacionada o no con el rival. Para el día del Bilbao ya tengo preparada una que sucedió hace unas décadas en un partido contra ellos.
En su último libro reivindicó la figura de Ricardo Saprissa…
Don Ricardo fue nombrado Presidente de Honor en una asamblea celebrada en Sarriá el 20 de agosto de1932, y se reflejó en una nota del club publicada en diversos medios al día siguiente, como El Mundo Deportivo. Le entregué en abril de 2011 a José Luis Perelló la documentación recogida en España y en Costa Rica, dónde residía Saprissa, y me dijo que propondría reconocerle como tal, pero seguimos sin noticias. Saprissa falleció en 1990 y nadie revocó ese nombramiento, por lo que fue nuestro Presidente de Honor durante 58 años.
El museo del club está parado. ¿Por qué?
No estando dentro del club, sería hablar sin conocimiento de causa, pero la sensación desde fuera es que es un tema puramente económico.
¿Cuál ha sido, para usted, el mejor momento y el peor de los 112 años de vida del club?
El mejor, tanto a nivel personal como familiar, las cuatro Copas del Rey conseguidas por el Espanyol. La de la Final del Agua de 1929 a la que asistió mi abuelo paterno y que murió a consecuencia de una pulmonía que allí contrajo, la de 1940 a la que fue mi padre, y las de 2000 y 2006 en las que tuve la fortuna de poder ir. Y el peor, el recuerdo de los cuatro descensos, así que deseo que ningún perico vuelva a vivir algo así.