No será esta la primera vez que RCD Espanyol y Real Oviedo se midan en un duelo promocional, en lo que ahora se ha dado en llamar playoff. Ya lo hicieron hace casi setenta años con un doble enfrentamiento, también de gran importancia, pero de características bien diferentes a las actuales. Retrocedamos, pues, en el tiempo, y viajemos al final de la campaña 1954-55.
Dirigido por Alejandro Scopelli, el Espanyol disponía de un gran conjunto que había encandilado a la parroquia perica en las dos temporadas precedentes. Era el célebre “Equipo del Oxígeno”, una máquina engrasada y temida por los rivales pero que, en su tercer curso, el 1954-55, dio muestras de flaqueza. Tanto llegaron a chirriar sus engranajes, que engulló dos entrenadores (el propio Scopelli y su sustituto Odilo Bravo), e hizo que el club recurriera a Pepe Espada en un desesperado intento por huir de la quema promocional.
Fue en La Rosaleda, ante un CD Málaga ya descendido y en la última jornada del campeonato. Le bastaba al Espanyol con vencer a los andaluces, pero no pasó de un triste empate (1-1) en un partido para el olvido. La igualada, combinada con los triunfos de Deportivo Alavés y UD Las Palmas condenó de nuevo al Espanyol a una nueva promoción para certificar su permanencia en la máxima categoría.
Una promoción muy especial, todo hay que decirlo, ya que no se jugó a través de un enfrentamiento directo al uso, sino mediante una liguilla disputada a doble vuelta. Este sistema, instaurado en la campaña 1950-51 medía a 6 equipos (los que ocuparon la posición 13ª y 14ª de la 1ª División, junto los 4 mejores de la categoría de plata) y en aquella ocasión reunió a Espanyol y Real Sociedad, en su intento por continuar en la élite, junto a Club Atlético Tetuán, Granada CF, Real Zaragoza y Real Oviedo, que optaban al ascenso.
Por aquel entonces, Paco Sáenz era el presidente del club, y mantuvo en el banquillo a Pepe Espada pese a fracasar frente al Málaga en la última jornada de la Liga regular. Le proporcionó, eso sí, un ayudante muy especial: ni más ni menos que Ricardo Zamora. Por aquel entonces entrenador del Real Club Celta, una vez apeado el club gallego de la Copa, El Divino atendió la llamada del Espanyol y se integró rápidamente en su organigrama deportivo.
La decisión fue todo un acierto y el tándem formado entre Espada y Zamora logró salvar aquellos 10 partidos de la liguilla promocional de manera solvente y, ocupando finalmente el primer lugar, tras sumar 15 puntos, logró mantener la categoría con cierta solvencia.
Si nos centramos en el doble enfrentamiento entre Espanyol y Oviedo cabe decir que tuvo claro signo espanyolista. En el marco de la jornada 4ª, ambos equipos se midieron en Sarrià la tarde del 15 de mayo de 1955. Con un estadio a rebosar el cuadro local formó con: Marcel Domingo; Argilés, Cata, Faura; Bolinches, Casamitjana; Cruellas, Gámiz, Paseiro, Bolea y Arcas.

Sarriá 15-5-1955
RCD ESPANYOL – REAL OVIEDO (1-0)
De pie y de izquierda a derecha: Cata, Bolinches, Casamitjana, Faura y Marcel Domingo. Agachados y en el mismo sentido: “Papi” Andújar (Masajista), Arcas, Bolea, Argilés, Paseiro, Gámiz y Cruellas.
Dirigido desde el banquillo por Domingo Balmanya, el Oviedo llegaba a Sarrià como líder de la liguilla y contando sus partidos por victorias, pero un solitario gol de Paseiro avanzada la segunda parte (73’) acabó con su imbatibilidad y le hizo perder el liderato en favor del Espanyol.
Con el Espanyol todavía en posesión del liderato y sumando 13 puntos, el cuadro perico visitó tierras asturianas el 19 de junio de 1955. Era la 9ª jornada, la penúltima de la liguilla. El Oviedo le perseguía en segunda posición con 11 puntos y la Real Sociedad con 9, ocupaba la tercera plaza. Las cuentas eran claras; un simple empate le servía al Espanyol, no solo para seguir en 1ª División, sino para acabar la liguilla promocional como campeón.
Al equipo de Balmanya también le iba mucho en el envite ya que tenía el ascenso a tiro. Pero el Espanyol no falló en aquella decisiva cita, y no solo consiguió el punto que necesitaba, sino que acabó venciendo con claridad (1-3) tras cuajar una segunda parte magnífica. En el primer acto Parajón había adelantado a los locales (42’) y puso el match cuesta arriba (1-0) pero tras el descanso vino el festival espanyolista.
Dos goles de Paseiro nada más iniciarse el segundo acto (49’ y 51’) dejaron KO a los azulones, y la diana de Piquín en la recta final del encuentro (82’) les puso la puntilla. Sobre el verde de Buenavista, que así se llamaba entonces el feudo ovetense, el Espanyol conseguía certificar de manera matemática su permanencia en la 1ª División, sin tener que esperar a la última jornada.
Defendieron aquella tarde la zamarra blanquiazul: Marcel Domingo; Argilés, Cata, Gimeno; Gámiz, Faura; Arcas, Oswaldo, Paseiro, Piquín y Mauri.
Aquella derrotó le acabó costando cara a los ovetenses ya que, tras caer derrotados en la última jornada ante el Real Zaragoza, cedieron la segunda plaza de la liguilla a manos de la Real Sociedad que, como el Espanyol, también logró permanecer en la 1ª División.
Setenta años después de aquella emocionante y eterna liguilla, Espanyol y Oviedo vuelven a cruzarse en una promoción. También se verán las caras en dos partidos, pero esta vez el duelo será directo y con una única plaza de ascenso en liza.

Pepe Espada y Ricardo Zamora, artifices de la permanencia del Espanyol, tras la disputa de la liguilla promocional en la campaña 1954-55.
Oriol Pagès
