La segunda jornada de LaLiga EA Sports, como siempre, trae de todo: partidos de vértigo, reencuentros con estadios llenos y equipos que aún están aterrizando en la competición. Si el estreno ya nos dejó alguna sorpresa, este fin de semana promete no quedarse atrás.
El balón empezaba a rodar el viernes en La Cartuja, donde el Betis abría la jornada ante el Alavés. Los de Pellegrini, que estrenaban su mudanza provisional en La Cartuja, superaron al Alavés por 1-0, gol de Lo Celso.
El sábado llegaba con varios platos fuertes. A primera hora de la tarde, Son Moix abría sus puertas para un Mallorca necesitado de puntos y con bajas importantes frente a un Celta que también tropezó en la primera jornada y buscaba enmendar el error. El resultado final, reparto de puntos (1-1) entre dos equipos con camino aún que recorrer para mostrar su mejor versión. Mas tarde, el Atlético recibía al Elche con la necesidad de levantar la cabeza tras ver cómo el Espanyol le remontaba en el estreno. Los de Simeone, pese a adelantarse en el marcador, volvieron a mostrar esa imagen vulnerable del día del RCDE Stadium. Más tarde, en Valencia, el Levante se medía al Barça, que llegaba sobrado de moral tras golear al Mallorca: tras ponerse 2-0 los granota al descanso, el conjunto de Flick acabó remontando para llevarse los tres puntos en juego.
El domingo venía cargado de emociones. A las 17:00 horas, Osasuna recibía en El Sadar al Valencia en un encuentro en que Budimir fue el héroe rojillo: gol tempranero y triunfo contra un Valencia con diez. En el turno de las siete y media, dos partidos a la vez: la Real Sociedad se cruzaba con el Espanyol en Anoeta; los pericos se avanzaron 0-2 al descanso, pero la Real acabó rescatando un punto dejando a los espanyolistas con la sensación de oportunidad desparovechada. Al mismo tiempo, en La Cerámica, el Villarreal quería confirmar su candidatura a la zona Champions ante un Girona que necesitaba recomponerse después de un debut flojo. El resultado lo dice todo: 5-0. Muy mala pinta tiene el equipo gironí este año. Y como postre, el regreso del Oviedo a un Tartiere lleno para recibir nada menos que al Real Madrid de Xabi Alonso, que decidió Mbappé con dos dianas antes de que Vini pusiera la guinda con un tercero en el descuento.
El cierre de la jornada será el lunes con doble menú. En San Mamés, el Athletic buscará su segunda victoria y seguir convirtiendo su estadio en un sitio temible, mientras el Rayo llega con la idea de dar guerra con ese juego que siempre incomoda. Y justo después, el Sevilla intentará recomponerse en el Sánchez Pizjuán tras arrancar con derrota, aunque delante tendrá a un Getafe de Bordalás que ya sabe lo que es empezar sumando tres puntos y que no regala ni un centímetro de césped.
Los partidos
La clasificación

Real Betis – Alavés (1-0)
- Viernes, 21:30 horas, La Cartuja
El Betis se estrenó en su nuevo hogar provisional, el estadio de La Cartuja, y lo hizo a lo grande: con victoria. No fue un partido brillante, pero sí efectivo, y en buena parte gracias al hombre del momento: Giovani Lo Celso. El argentino decidió el choque contra el Alavés con un golazo en el minuto 15 y, de paso, se llevó todos los focos de un estreno histórico para el club. El encuentro empezó con susto, porque Pau López tuvo que salvar al Betis en el arranque. Pero el que pegó primero fue Lo Celso. El argentino cazó un balón dentro del área y lo mandó a la red como si fuese un delantero puro. Gol que calmaba nervios y que lanzaba a un Betis que se movía cómodo en ataque, sobre todo por la derecha con Bellerín y Ruibal. El problema llegaba cuando el balón lo tenía el Alavés: los de Pellegrini sufren mucho sin recuperadores y los vascos se adueñaron de la posesión, aunque sin crear peligro real. El guion fue más o menos el mismo en la segunda parte. El Alavés movía la pelota con cierta soltura, pero las ocasiones eran verdiblancas. Sivera, enorme bajo palos, evitó el 2-0 en varias ocasiones, sobre todo ante un zurdazo brutal de Pablo García. Y en el descuento, Bakambu la mandó al larguero. El Betis ganó sufriendo, pero ganó. El ambiente en La Cartuja también fue protagonista. Miles de béticos llenaron el estadio pese a los problemas de acceso y al “exilio” obligado por las obras del Villamarín. La grada llevó en volandas al equipo y celebró la victoria como si fuera una final. El Betis ya sabe lo que es ganar en La Cartuja. Y lo hizo gracias al de siempre: Lo Celso, el líder indiscutible de un equipo que empieza a adaptarse a su nueva casa.
Mallorca – Celta (1-1)
- Domingo, 17:00 horas, Son Moix
Mallorca y Celta firmaron tablas en Son Moix (1-1) en un partido que, más allá del resultado, dejó la sensación de que ninguno de los dos equipos está aún del todo engrasado. Los gallegos tuvieron la victoria en la mano hasta el minuto 87, cuando Mateu Morey, casi de la nada, enganchó un derechazo que se coló por la escuadra y evitó la derrota de los bermellones. El choque arrancó con un Celta mucho más metido en el partido. Los de Claudio Giráldez tenían claro el plan: balón rápido, movilidad y aprovechar los espacios que dejaba un Mallorca dormido. Y así llegó el 0-1 en el 38’. Hugo Sotelo filtró un pase que dejó a Javi Rueda en posición franca dentro del área. El lateral no se puso nervioso y batió a Leo Román para silenciar Son Moix. El Mallorca, por su parte, era un quiero y no puedo. Apenas generaba peligro y, cuando lo hacía, lo resolvía mal. Jagoba Arrasate intentó reaccionar tras el descanso moviendo el banquillo: entraron Dani Rodríguez, Abdón, Marc Domenech y, sobre todo, Kumbulla, que debutó oficialmente con la camiseta bermellona. El central albanés, que venía de su etapa en el Espanyol, dejó los primeros minutos de solidez atrás, aunque poco pudo hacer para tapar las dudas generales de su nuevo equipo. El Celta tuvo la sentencia en sus botas. Fran Beltrán rozó el 0-2 con un disparo que se marchó lamiendo el palo en el 87’. Y en la jugada siguiente, ironías del fútbol, llegó el empate. Un balón suelto en el área acabó en los pies de Mateu Morey, que fusiló a Guaita y levantó a la grada. Fue un gol más de rabia que de fútbol, pero suficiente para rescatar un punto cuando todo parecía perdido. El tramo final fue un correcalles: llegadas precipitadas, disparos sin tino y la sensación de que los dos hubieran podido ganar… o perder. Al final, reparto de puntos que sabe a poco para ambos. El Mallorca suma su primer punto de la temporada, pero deja muchas dudas en ataque y en la organización del juego. El Celta, mientras, se va con la amarga sensación de haber tirado por la borda un triunfo que ya acariciaba. Y en medio de todo, el estreno de Kumbulla, que tendrá trabajo por delante para ayudar a ordenar una defensa que, hoy por hoy, no transmite demasiada seguridad.
Atlético de Madrid – Elche (1-1)
- Sábado, 19:30 horas, Metropolitano
El Atlético sigue sin arrancar y el Metropolitano lo volvió a comprobar. Los de Simeone empataron 1-1 ante un Elche serio y disciplinado, que no se arrugó y se llevó un punto con sabor a victoria. En dos jornadas, solo un punto para los rojiblancos, que ya empiezan a generar dudas en su afición. El guion parecía escrito al principio. El Atleti salió dominador, con posesión y acercamientos al área, y acabó encontrando premio en el 26’. Sorloth, que está llamado a ser referencia ofensiva este año, se fabricó el 1-0 con un disparo ajustado que hizo levantar a la grada. Todo apuntaba a que sería el primer paso para un triunfo tranquilo. Pero no. El Atlético, como ya pasó en la primera jornada, volvió a pecar de blando atrás. Un error defensivo en el minuto 53 lo aprovechó Rafa Mir, que estuvo listo para cazar el balón y batir a Oblak. El empate fue un jarro de agua fría que metió de lleno al Elche en el partido. A partir de ahí, los de Simeone se lanzaron con todo, pero con más corazón que cabeza. Thiago Almada lo intentó sin descanso, Llorente probó desde lejos y Morata tuvo una clarísima que se marchó por poco. Mientras, el Elche se defendía con uñas y dientes y enseñaba los dientes a la contra. El tramo final fue un asedio rojiblanco, aunque sin pegada real. El Elche resistió con orden y celebró el pitido final como un triunfo. El Atlético, en cambio, se fue cabizbajo, con la sensación de que le falta chispa y contundencia en un curso que exige mucho más. Un punto que refuerza la moral ilicitana y otro tropiezo que enciende las alarmas en el Metropolitano. Porque una cosa es empezar con dudas, y otra muy distinta es regalar terreno en la pelea de arriba cuando el campeonato apenas arranca.
Levante – Barcelona (2-3)
- Sábado, 21:30 horas, Ciutat de València
El Ciutat de València vivió un partido de los que te dejan sin aliento. El Levante salió descarado, sin miedo, y durante buena parte del choque hizo temblar al Barça. La primera mitad fue un golpe de realidad para los de Hansi Flick: el conjunto granota, bien plantado y mordiendo arriba, se adelantó gracias a una contra perfecta culminada por Iván Romero, que no perdonó al encontrarse mano a mano con la portería rival. El 1-0 cayó como un jarro de agua fría en el banquillo azulgrana. El Barça intentó sacudirse el susto, y Ferran Torres estuvo a punto de empatar con un remate que se estrelló contra el larguero. Pero cuando parecía que el descanso llegaba con esa mínima diferencia, Morales hizo estallar el estadio con el 2-0. Penalti revisado por el VAR tras una mano clara de Balde y golazo del capitán granota, que celebró como si fuera una final. En ese momento, el guion pintaba negro para los culés. Pero el Barça, nada más empezar la segunda parte, en apenas tres minutos, se lo cargó todo de golpe. Primero Pedri, con un zapatazo desde fuera del área después de una jugada ensayada en un córner, puso el 2-1 con un disparo imposible para Campos. Y acto seguido, en otro saque de esquina, Raphinha puso un centro medido que Ferran cazó con el pie para empatar el partido. Del 2-0 se pasó al 2-2 en un visto y no visto, y el Barça se vino arriba. El Levante notó el golpe, se replegó y empezó a sufrir. El tramo final fue un acoso constante, y el mazazo definitivo llegó en una acción que dolió más que cualquier remate: centro de Lamine Yamal y Elguezabal acabó metiendo el balón en su propia portería. El 2-3 fue ya definitivo, un castigo cruel para un Levante que soñó con la gesta durante casi una hora. En resumen, el Ciutat pasó de fiesta local a baño de realidad en cuestión de minutos. El Levante compitió de tú a tú, incluso hizo temblar a todo un Barça con ese 2-0, pero la calidad y el empuje culé acabaron marcando la diferencia. Los de Flick suman tres puntos más, aunque la victoria deja claro que hay mucho por ajustar. Y los granotas, pese a la derrota, se van con la cabeza alta: jugaron sin complejos y demostraron que saben meterle miedo a cualquiera.
Osasuna – Valencia (1-0)
- Domingo, 17:00 horas, El Sadar
Osasuna necesitaba un líder y lo encontró en el de siempre: Ante Budimir. El delantero croata volvió a ser la referencia rojilla y con un cabezazo en el minuto 9 dio el triunfo a su equipo frente a un Valencia que se quedó con diez muy pronto y no supo reaccionar. Con este 1-0, Alessio Lisci estrena su casillero de victorias como técnico de Primera y lo hace en un Sadar que vibró desde el pitido inicial. El guion arrancó eléctrico. Osasuna salió con la presión muy arriba y en apenas diez minutos ya había encontrado premio. Rosier puso un centro medido y Budimir, siempre listo, remató de cabeza para abrir el marcador. Gol tempranero y partido de cara para los navarros, que aprovecharon el impulso de su gente para mantener al Valencia contra las cuerdas. El conjunto che, sin embargo, se complicó la vida solo. En el minuto 22, Gayá cometió un error garrafal en la salida de balón, perdió la pelota y terminó frenando a un rival cuando era el último hombre. Gil Manzano no dudó y lo mandó a la calle. Todo se ponía cuesta arriba para los de Corberán, que tuvieron que recomponerse con cambios rápidos -Jesús Vázquez entró por un enfadado Dani Raba- y confiar en la chispa de Danjuma, el fichaje estrella, para engancharse al choque. El neerlandés rozó el empate antes del descanso, pero se topó con el acierto local. La segunda parte fue casi un monólogo rojillo. Con superioridad numérica, Osasuna movió la pelota con calma y buscó constantemente a Budimir, que seguía siendo un dolor de cabeza para la zaga visitante. Incluso Rosier llegó a marcar el segundo, pero el VAR lo anuló por fuera de juego. El Valencia, pese a todo, no tiró la toalla. Danjuma volvió a encender a los suyos en el tramo final y en el 89’ incluso marcó, pero la jugada fue invalidada por fuera de juego. El espejismo de un empate se esfumó y Corberán se marchó de Pamplona con la primera derrota de la temporada y con solo un punto en dos jornadas. Para Osasuna, en cambio, la historia es bien distinta: primera victoria del curso, Budimir en modo salvador y un debutante Lisci que ya sabe lo que es ganar en la élite. El Sadar lo celebró como se merecía: con la sensación de que, otra vez, Budimir es la solución rojilla.
Real Sociedad – Espanyol (2-2)
- Domingo, 19:30 horas, Anoeta
El Espanyol se marchó de Anoeta con un empate (2-2) que deja un regusto amargo. Los de Manolo González lo tenían todo de cara con un 0-2 al descanso y una primera parte en la que supieron golpear en los momentos clave. Pero la Real Sociedad reaccionó tras el descanso y acabó neutralizando la ventaja perica. Punto sufrido, trabajado y que, según cómo se mire, puede saber a premio en un campo complicadísimo… o a dos puntos que se escapan. El inicio fue un pequeño terremoto, con la Real apretando arriba y generando ocasiones claras. Dmitrovic se vio exigido desde el principio, pero el Espanyol, fiel a su plan, esperó el error rival para morder. Y lo encontró. Una pérdida inocente de Sucic en campo propio fue el detonante: Turrientes no logró frenar la contra y Roberto, con calma, levantó la cabeza y puso un centro preciso para que Pere Milla cabeceara el 0-1 en el minuto 10. Silencio en Anoeta y golpe de moral tremendo para los blanquiazules. Los minutos siguientes confirmaron que el Espanyol estaba metidísimo. Dolan probó fortuna dos veces desde la frontal y obligó a Remiro a estar atento. Y antes del descanso llegó el segundo mazazo: penalti claro de Jon Martín sobre Roberto. Puado falló el primero, pero el VAR mandó repetirlo por invasión. En la segunda oportunidad, el capitán no perdonó y clavó el 0-2 en el 44’. Medio Anoeta hervía de indignación, pero los pericos se marchaban al vestuario con una ventaja que parecía medio botín asegurado. El problema fue lo que vino después. La Real cambió la cara tras el descanso con la entrada de Óskarsson y Gorrotxategi, y al Espanyol le empezó a costar cada vez más salir de atrás. El empuje local se notó y, tras un resbalón desafortunado de El Hilali, Barrenetxea aprovechó para recortar distancias en el 61’. El gol animó a los donostiarras y, en pleno arreón, apareció Oyarzabal para inventarse un pase imposible que Óskarsson transformó en el 2-2 en el 70’. A partir de ahí, el guion fue claro: el Espanyol aguantando como podía y Anoeta empujando a la Real hacia la remontada. Dmitrovic salvó el 3-2 con una parada decisiva a Brais y la zaga perica, con Cabrera y Rubio multiplicándose, sacó balones como pudo. El pitido final sonó casi como un alivio para un equipo que había sufrido de lo lindo en la segunda parte. El Espanyol se va de San Sebastián con un empate que, visto lo visto, puede darse por bueno. Eso sí, la sensación de haber dejado escapar una victoria histórica duele. Al menos queda claro que este equipo tiene gol, pegada y fe. Pero también que en Primera, cuando perdonas y das aire al rival, lo pagas. Anoeta volvió a recordarlo.
Villarreal – Girona (5-0)
- Domingo, 19:30 horas, La Cerámica
Un huracán amarillo arrasó La Cerámica y dejó al Girona sin aire ni reacción. El Villarreal de Marcelino se dio un festín de fútbol y goles (5-0) en una primera media hora de locura que dejó todo decidido antes de que el público acabara de sentarse. En el minuto 28 ya mandaba 4-0 y el resto fue un paseo, con la grada disfrutando de un equipo que carbura desde el primer día y que se coloca líder a la espera de lo que hagan los demás. Al otro lado, el Girona de Míchel, que se tambalea y se hunde en el fondo de la tabla con dos derrotas y una imagen preocupante. La historia empezó con un regalo que el Villarreal no desaprovechó. Apenas corría el minuto 7 cuando Yangel Herrera falló en el control tras un pase atrás y Pépé, más listo que nadie, le robó la cartera para plantarse delante de Krapyvtsov. Definición sencilla, gol y primera bofetada para un Girona que aún no había entrado al partido. Lejos de reaccionar, el equipo catalán se vio atropellado por un Villarreal desatado. En el 16’, Buchanan arrancó por banda con potencia, dejó atrás a Krejci y definió con calidad para firmar el 2-0. El submarino olía la sangre y no perdonó: en el 25’, jugada ensayada en un córner, saque en corto de Pino y centro medido al segundo palo que Rafa Marín cabeceó a la red. El 3-0 era una losa. Y lo peor para los de Míchel aún estaba por llegar, porque solo tres minutos después, Buchanan volvió a aparecer para marcar el cuarto con un disparo letal tras un cambio de orientación exquisito de Pépé. La segunda parte fue ya un trámite. Con el partido resuelto, Marcelino rotó, el equipo bajó una marcha, pero todavía hubo tiempo para que Buchanan completara su hat-trick y dejara la cuenta en 5-0. Entre medias, debutó Renato Veiga con el Villarreal y Álex Moreno se estrenó con el Girona, aunque las novedades apenas maquillaron lo que había sido una auténtica paliza. El Villarreal manda un mensaje serio a toda la Liga: fútbol directo, presión alta y pegada descomunal. Dos jornadas, dos victorias y sensaciones de bloque sólido y competitivo. El Girona, en cambio, tiene mucho que reflexionar: cambios en el once, falta de ideas y una fragilidad que le pasó factura desde el minuto uno. La Cerámica habló claro: hoy, solo hubo un equipo en el césped.
Real Oviedo – Real Madrid (0-3)
- Domingo, 21:30 horas, Tartiere
El Real Madrid volvió al Carlos Tartiere 24 años después y lo hizo a lo grande: victoria por 0-3 frente a un Oviedo que, aunque lo intentó, acabó sometido por el poderío blanco. El protagonista, cómo no, fue Kylian Mbappé, que firmó los primeros dos goles de la noche y volvió a demostrar que vive enchufado en este arranque de temporada. El partido arrancó eléctrico: a los cinco segundos el Oviedo tuvo una ocasión clarísima que pudo cambiarlo todo, pero se quedó en susto. A partir de ahí, el Madrid apretó el acelerador. Presión alta, recuperación inmediata y ataques rápidos con Rodrygo muy participativo. El gol llegó en el minuto 36 con un derechazo tremendo de Mbappé tras un control de esos que parecen imposibles. La asistencia fue de Güler, pero medio tanto hay que apuntárselo a Tchouameni, que se anticipó a Dendoncker con una segada impecable. Al descanso, los datos lo decían todo: 5 acciones defensivas, 3 intercepciones, 2 entradas y 44 pases buenos del francés. Un muro atrás y un motor en la salida. El Tartiere, eso sí, no se lo tomó bien. Pitada monumental a De Burgos por la acción previa al gol, con el público oviedista encendido. Y no era para menos: el equipo asturiano apenas pudo estirarse en el primer tiempo, con el Madrid campando a sus anchas. La segunda parte fue otra historia. El conjunto de Xabi Alonso arrancó flojo y el Oviedo, con poco, se fue creyendo que podía rascar algo. Rondón cayó dentro del área y pidió penalti por un derribo de Huijsen, pero el colegiado lo tuvo clarísimo: nada de nada. El Oviedo siguió empujando y en el tramo final acarició el empate con un remate de Sibo que levantó al estadio. Pero del casi al mazazo solo hubo un suspiro: en la jugada siguiente apareció Vinicius con una arrancada marca de la casa y, tras dejar a la defensa atrás, se la sirvió a Mbappé para que firmara el 0-2 en el minuto 82. La guinta la puso el pitado Vinicius, con una última diana en el descuento. El Madrid se llevó así tres puntos que le mantienen firme en la zona alta, con Mbappé convertido en un seguro de vida y un Oviedo que, pese a la derrota, al menos mostró orgullo en la segunda parte. El regreso al Tartiere tuvo de todo: polémica, pitadas y un nombre propio que lo eclipsó todo. Sí, otra vez Kylian Mbappé.
Athletic Club – Rayo Vallecano
- Lunes, 19:30 horas, San Mamés
El Athletic es otro de los que ganó al arrancar y quiere hacerse fuerte en casa, mientras que el Rayo, que también empezó con todo, planea seguir presionando alto y jugar directo como le gusta. Los vallecanos llegan a la cita tras su histórico estreno en la Conference League ante el Neman Grodno.
Sevilla – Getafe
- Lunes, 21:30 h, Sánchez Pizjuán
Con cambio de entrenador reciente y un proyecto el de Matías Almeída que se estrenó con derrota en San Mamés, el Sevilla intentará recuperar su identidad frente a un Getafe que, pese a no ser un equipo de los llamados grandes, gracias a la impronta de Bordalás sabe pegar fuerte y ya sabe lo que es sumar los tres primeros de la temporada.
