En apenas unos meses, Roberto Fernández ha logrado lo que muchos no consiguen en toda una temporada: ganarse el respeto del vestuario, la confianza del cuerpo técnico y el cariño sincero de una afición exigente. El delantero andaluz, cedido por el Braga, ha concedido una entrevista a Roger Requena para Ara en la que repasa su trayectoria, su momento actual en el Espanyol y, sobre todo, su deseo de seguir vistiendo de blanquiazul más allá del mes de junio.
A sus 22 años, Roberto mantiene intacta la esencia de quienes crecieron jugando en la calle. Lo resume él mismo con una frase cargada de significado: “Doy las gracias a dios por la infancia que he tenido jugando con un balón en la calle”. Aquellos años de fútbol improvisado, sin entrenadores ni GPS, le enseñaron a ser un jugador astuto, siempre atento al error del rival. “En el campo me salen muchas situaciones que he aprendido y mamado de pequeño en la calle. Siempre voy con fe a todos los balones, pensando que el defensa o el portero fallarán”, explica. Los goles que ha marcado al Athletic o al Celta, nacidos de la presión, validan su filosofía.
Desde su llegada al Espanyol, Roberto ha firmado cinco goles en 13 partidos con una eficacia altísima: siete remates a portería, cinco de ellos dentro. Números que lo colocan entre los fichajes invernales más rentables del club en lo que va de siglo. Pero su rendimiento no es casualidad. El andaluz aterrizó en Barcelona con hambre y con cuentas pendientes tras un paso complicado por el fútbol portugués. “Mi situación allí se complicó un poco, al tratarse de otro país, otro tipo de vestuario y fútbol a los que no estás acostumbrado”, recuerda. “Gracias a dios, ahora estoy muy feliz aquí”, añade.
Su fichaje por el Espanyol se fraguó gracias a una serie de factores clave: las referencias del ex blanquiazul Víctor Gómez, la apuesta personal de Fran Garagarza y las conversaciones con Manolo González. Del técnico destaca, sobre todo, su cercanía y capacidad de cohesionar al grupo. “De Manolo me sorprendió el hecho de que, como yo y otros jugadores, viene del barro… El equipo está muy conjuntado, es una familia”, reconoce.
También la afición perica ha dejado huella en él. “El Espanyol es un club histórico con una afición vistosa que asimilo a la del Málaga… En una ciudad como Barcelona tiene valor ser del Espanyol”, afirma, subrayando su sorpresa ante el calor de la grada y la estructura humana del club: “Tiene mucha más afición de lo que imaginaba, y todos, desde el cuerpo técnico hasta los empleados del club, tienen una humildad digna de admirar”.
Sobre su futuro, no esconde su deseo: “Me veo jugando en el Espanyol la próxima temporada con Puado, con quien he conectado bien”. Reconoce que valora la estabilidad y que preferiría no cambiar de destino otra vez. “A los futbolistas no nos gustan las mudanzas de un lado a otro, queremos estar varios años adaptados a un sitio”, explica. No obstante, su continuidad está sujeta a un acuerdo entre Espanyol y Braga: “No tengo ni idea de si los clubs están hablando, no depende de mí”.
Por ahora, su prioridad es clara: centrarse en el presente y ayudar al equipo a certificar la permanencia. Lo que venga después, dice, lo decidirá su representante. Aunque, a juzgar por su respuesta final —una sonrisa ante la pregunta de si Chen Yansheng debería hacer un esfuerzo por retenerlo—, queda claro que Roberto Fernández ya se siente parte del Espanyol.
Fuente: Ara