El Espanyol perdió en La Cerámica y se rompió una racha que duraba desde el 15 de marzo. Pero más allá del resultado, el partido dejó una de esas pequeñas historias que a la afición le hacen más ilusión que muchos puntos: el debut con el primer equipo de Roger Hinojo, un chaval de la casa que lleva diez años currándoselo en las categorías inferiores.
Después de varios partidos calentando banquillo y esperando su momento, Manolo González por fin le dio bola. Minuto 82, Romero fundido tras una semana cargadísima, y ahí estaba Hinojo, preparado. Porque sí, estaba preparado como ha reconocido a los medios oficiales del club: “Has de estar preparado para todo, nunca sabes cuándo llegará la oportunidad, vengo también de una lesión un poco larga y me he tenido que adaptar rápidamente a lo que me ha pedido el entrenador para estar a la altura”.
Y a la altura estuvo. No es que hiciera un partido entero pero esos minutos ya son suyos, para siempre. Hinojo lo resumía con una mezcla de orgullo y humildad que suena a fútbol de verdad: “Después de mucho sacrificio y esfuerzo comienza a salir la recompensa, muy orgulloso que sea en este club después de todo el trabajo que he realizado aquí”.
Manolo lo tiene claro: le gusta este chaval. Es jugador del primer equipo hasta final de temporada. “Carlos Romero estaba muy cansado de tres partidos en una semana tan exigentes e Hinojo era el jugador idóneo para sustituirlo. Tiene mucho futuro y esperemos que tire hacia arriba”, soltó el míster en sala de prensa. El mensaje no puede ser más claro: Roger no está de paso.
El contexto, además, le da una ayudita. Con Oliván lesionado y con la renovación descartada, y con Romero cedido hasta junio, la banda izquierda puede estar buscando dueño. Roger tiene contrato hasta 2028 y, si sigue apretando, puede quedarse. El club está peinando el mercado y el nombre de José Salinas suena con fuerza, pero que nadie descarte que Hinojo sea una de las piezas del puzle la temporada que viene.
El propio jugador lo tiene claro: el trabajo no ha hecho más que empezar. “El trabajo es constante y no ha de parar por haber debutado, quedan mucho esfuerzo y lucha para seguir cumpliendo nuevos sueños aquí”. Y no se olvida de todo lo que le ha llevado hasta este punto: “He seguido trabajando los cuatro meses que estuve lesionado y posteriormente, y ha podido llegar; me han dado diferentes consejos y me han empujado para llegar a donde estoy hoy”.
Una de las frases más bonitas —de esas que hacen que el corazón perico se hinche un poco más— fue cuando habló del club. “Ya se ve reflejado todo el trabajo que se hace en este club y desde abajo se nota que cuando un jugador está preparado y los técnicos están bien formados para enseñar a los jugadores, hay sus frutos y éstos llegan al primer equipo”. Esto no va solo de él, va de todo un proceso, de una forma de hacer las cosas en la casa.
Y ya con la mirada puesta en el siguiente reto, que no es cualquier cosa: el Betis. “Como cada semana, lo afrontamos con el máximo sacrificio y trabajo posibles, sabemos que es un rival complicado pero venimos de una buena dinámica a excepción del Villarreal y seguiremos trabajando para que siga esta buena racha. Tras muchos partidos de venir a ver los jugadores partido tras partido, sería muy bonito jugar en casa con una victoria”.
Roger lo tiene todo para seguir creciendo: la cabeza bien amueblada, la actitud de los que no se rinden y el escudo del Espanyol tatuado desde hace una década. Habrá que seguirle de cerca. Quién sabe si dentro de poco no será él quien se adueñe del carril izquierdo. Por lo pronto, ya ha dado el primer paso. Y menudo paso.