La reciente sanción impuesta al Espanyol tras la agresión al árbitro Alejandro Quintero González ha generado una creciente inquietud en el entorno perico. Aunque el Comité de Competición ha resuelto el incidente con un apercibimiento de cierre para el estadio y una multa de 3.000 euros, existe el temor a que esta decisión pueda acarrear consecuencias más allá de la sanción oficial: que los futuros arbitrajes sean más severos y perjudiciales para los intereses del equipo.
El incidente ocurrió tras la final del Espanyol-Villarreal, cuando un vaso lleno de líquido, lanzado desde las gradas, impactó en el pecho del colegiado andaluz. La rápida intervención de las fuerzas de seguridad permitió identificar al responsable, un hecho que el Comité de Competición valoró positivamente al imponer la sanción. Sin embargo, esta decisión ha dejado una sensación de agravio entre los árbitros, que consideran insuficiente la pena impuesta ante lo que ven como un grave ataque a la integridad de uno de sus miembros. Lo avanzaba ayer Archivo Var y lo confirma hoy Marca, explicando que los colegiados se ven desprotegidos tras la agresión a Quintero González y no entienden que todo haya quedado en un simple apercibimiento, al considerar que “dar al árbitro sale barato”. En la Federación ya son sabedores del malestar arbitral, pero argumentan ante las quejas que poco pueden hacer ante la independencia de los comités.
En el entorno perico crece el temor a que episodio este pueda influir en futuras actuaciones arbitrales, y que el descontento que ha manifestado el colectivo arbitral tras la decisión de Competición se traduzca en una tendencia negativa en los próximos arbitrajes. Estando en una situación delicada deportivamente lo último que necesita el equipo es que los árbitros entren al campo predispuestos en contra del Espanyol por lo ocurrido con Quintero, y que esa percepción de impunidad que ha dejado la agresión haga que aumente el riesgo de que los errores de apreciación o las decisiones polémicas sean más frecuentes debido a la percepción de que el club perico no ha sido castigado.
En este sentido recuerda Marca explica como en el 2007, cuando los árbitros se sintieron desautorizados por los comités tras la anulación de algunas de sus decisiones disciplinarias, éstos llegaron a redactar actas siguiendo únicamente las directrices de la FIFA, en un intento de reafirmar su autoridad en el campo. A la espera de acontecimientos, lo cierto es que, aunque el apercibimiento parece haber cerrado el episodio de manera oficial, en Cornellà-El Prat se teme que las verdaderas consecuencias aún estén por llegar.
