Sara Monforte, actual entrenadora del Espanyol Femenino, no se esconde. En su entrevista con ABC habla claro sobre lo que significa ser mujer en un mundo donde todavía cuesta ver entrenadoras. Y lo hace con la experiencia de quien fue internacional entre 1997 y 2005, vivió la turbulenta etapa con Ignacio Quereda y jugó en equipos como Levante, Valencia o el mismo Espanyol.
“Faltan mujeres que quieran ser entrenadoras”
Cuando le preguntan por qué hay tan pocas mujeres en los banquillos, Monforte no duda: “Realmente creo que pocas mujeres queremos ser entrenadoras. Me gustaría, y a mis jugadoras se lo digo, que quieran ser entrenadoras. Hay que fomentar que la mujer quiera ser entrenadora. Este año somos más, cuatro de un muy buen nivel”. Su mensaje es directo: no importa tanto el género, sino la preparación para formar jugadoras
Las trabas para acceder a los títulos
La entrenadora perica reclama también más facilidades para que las jugadoras puedan sacarse el carnet: “Que puedan sacarse el carnet sin tener que ir a Madrid muchas veces, porque está muy centralizado. Que se dé más facilidades por parte de las territoriales para que las jugadoras puedan acceder al UEFA Pro”.

Diferencias entre hombres y mujeres al retirarse
Sara señala otra clave: muchos futbolistas piensan en seguir en el fútbol tras colgar las botas, mientras que las jugadoras lo ven distinto. “El jugador puede vivir de lo que ha ganado por jugar. La mujer tiene que estudiar para tener una profesión cuando se retire”. Por eso, explica, no todas apuestan por quedarse ligadas a este deporte.
Liderazgo femenino y prejuicios
En su primer año en la Liga F fue la única entrenadora. Y asegura que nunca pensó en ello demasiado, aunque sí quiso representar bien a su género. “Se cree que a la mujer le cuesta ser líder. Y pasa que la mujer cuando tiene carisma, cuando tiene carácter, molesta más que los hombres”. Una frase que resume buena parte de lo que vive en su día a día.

“En el fútbol masculino sí hay discriminación”
Sobre la posibilidad de ver a una mujer en un banquillo masculino, Monforte es clara: “A día de hoy sí. Es una utopía porque no tenemos cabida… Estamos totalmente capacitadas, pero no tenemos cabida. Ahí sí que creo que hay mucha discriminación”. Para ella, la barrera es cultural y de prejuicios, no de nivel.
Recuerdos de la etapa con Quereda
Su memoria también viaja a los tiempos de Ignacio Quereda en la selección: “Yo dejé de ir porque le contesté una vez a una acción y ya no me llamó más. Había mucha sobreprotección. Nos trataba como si fuéramos niñas pequeñas y teníamos que callar mucho”. Una época oscura que contrasta con el crecimiento actual.
El salto de calidad en el fútbol femenino
Para Monforte, la diferencia entre su etapa como jugadora y el presente es abismal: “Cuando yo jugaba, eran mi entrenador, el preparador físico y un fisio. Ahora yo trabajo con 12 personas. La calidad no tiene nada que ver. Trabajamos en el CAR, el gimnasio, juegas en un buen campo… No tiene nada que ver”. Y cree que esa profesionalización ha sido la clave para que España ganara un Mundial y casi una Eurocopa.
