La escena pasó casi desapercibida, camuflada entre risas, gambas a la plancha y comentarios sobre cine alternativo, pero fue profundamente reveladora. Anoche, durante la emisión de La Revuelta, el actor catalán Sergi López —que acudía al programa para hablar sobre Sirât, la película de Óliver Laxe galardonada en Cannes— dejó en evidencia, con una naturalidad demoledora, una de esas dinámicas que en Catalunya parecen normalizadas: el desprecio sutil hacia quienes no se identifican con el pensamiento único futbolístico.
En medio de la conversación, David Broncano deslizó, entre bromas, la posibilidad de que Sergi López fuese seguidor del RCD Espanyol. La respuesta del actor fue inmediata, seca y cargada de ironía: “Soy del Barça. Te vas al otro extremo, el Espanyol… ¡eres muy friqui!”
Un solo adjetivo bastó para retratar lo que muchos pericos viven en su día a día. No fue una declaración espontánea ni un insulto lanzado al aire. Fue, en realidad, un resumen perfecto de lo que implica, en determinados entornos, simplemente imaginar que alguien pueda no ser del Barça. Y mucho menos, que pueda ser del Espanyol. Porque en Catalunya verbalizar esa posibilidad —incluso a modo de broma— se recibe como algo chocante, extravagante o directamente risible.
La reacción de Broncano, de cierto asombro, es la misma de todo aquel que no vive en el único rincón del mundo donde está normalizado el pensamiento deportivo único.
Y, para corroborar que así es, entre guasa y guasa, Sergi López encima le llama “friqui”.#rcde pic.twitter.com/UUox8bElW6
— Iván Molero (@IvanMolero) June 2, 2025
Tal como reflexiona el periodista Iván Molero de AS, que es quien advertía en X de este hecho, en Catalunya impera el pensamiento único deportivo. Una hegemonía que no solo se percibe en los platós de televisión o en los comentarios casuales, sino también en el tratamiento informativo que reciben los distintos clubes. La prensa deportiva catalana, alineada con el entorno del FC Barcelona, ha pasado por alto, por ejemplo, la grave denuncia publicada ayer por El Periódico, en la que cuatro refugiados palestinos aseguran haber trabajado en condiciones inhumanas en las obras del nuevo Camp Nou. Ni una sola mención en medios deportivos catalanes. Silencio absoluto.
Y sin embargo, cuando un actor catalán de prestigio como Sergi López se permite una ironía para evidenciar esa normalización mediática del barcelonismo, el gesto queda reducido a anécdota simpática. Pero no lo es. Es un síntoma. Una muestra más de cómo, en el relato deportivo hegemónico, el Espanyol no solo está ausente, sino que su mera presencia resulta incómoda o incluso risible.
En tiempos en los que se presume de diversidad, pluralidad y respeto a todas las sensibilidades, resulta inquietante que un simple “¿y tú de qué equipo eres?” todavía arrastre connotaciones tan marcadas. Que sea motivo de burla o incredulidad imaginar que alguien pueda no ser culé en Catalunya. Y que quien lo sugiera —aunque sea en tono jocoso— sea tildado, incluso en broma, de “friqui”.
