Sergio García vuelve a vestir el chándal de la Selección, pero esta vez como técnico. La Real Federación Española de Fútbol ha confirmado que el ex delantero del Espanyol será el nuevo seleccionador sub-17, en una decisión que, más allá del plano deportivo, tiene una carga emocional especial para el espanyolismo. Porque el del Bon Pastor ha sido un ídolo de verdad para la pericada, de los que se ganan el respeto a base de goles, carisma y lealtad.
El nombramiento llega en plena reestructuración del organigrama de las categorías inferiores de la RFEF, que quiere seguir apostando fuerte por la base. Y qué mejor forma de hacerlo que dando la oportunidad a gente como Sergio García, que además de haberlo vivido todo como futbolista, lleva tiempo preparándose para esta nueva etapa en los banquillos. Desde que colgó las botas, su camino ha sido claro: formarse, trabajar desde abajo y algún día -quién sabe- cumplir su gran anhelo de entrenar al primer equipo del Espanyol. Él nunca lo ha escondido. Lo ha dicho siempre con esa mezcla de humildad y determinación que le define.
Desde 2022 venía dirigiendo con buenos resultados al Juvenil A del CF Damm, uno de los clubes punteros de cantera en Catalunya. Y su salto a la RFEF no es fruto de su nombre, sino del trabajo bien hecho. Lo han visto claro en Las Rozas, y ahí lo quieren para liderar una generación de futbolistas en una etapa clave de su crecimiento. Porque en la sub-17 no solo se enseña a jugar, también se construyen valores, mentalidad y sentido colectivo. Y en eso, Sergio va sobrado.
A sus 42 años, el de Bon Pastor puede presumir como futbolistas de un palmarés que incluye una Eurocopa, la de 2012, y de haber jugado en clubes como el Barça, Zaragoza, Betis, Levante… y, por supuesto, el Espanyol. El club de su vida. Allí vivió sus mejores años y dejó huella profunda. Como capitán, como referente, como símbolo de resistencia en años no siempre fáciles.
El anuncio sin duda despertará en el entorno perico una mezcla bonita de orgullo y esperanza. Orgullo por lo que representa Sergio y por verle avanzar sin saltarse pasos. Y esperanza porque, si todo sigue su curso, puede que algún día lo tengamos sentado en el banquillo del RCDE Stadium. No hay prisa, pero el camino ya está trazado.
