La contracrónica del Sevilla – Espanyol, por Juan José Caseiro.
Arrebato y punto
Ole Kirk Christiansen, dejó la carpintería tras incendiarse su taller y de su mente inquieta, ideó las piezas encajables de Lego. La simplicidad del juguete demuestra que lo difícil es hacerlo fácil, dogma que llevado al fútbol es hacer lo que sabes sin complicarte. Por cierto, la marca, son la primera sílaba de dos palabras danesas que significa ‘jugar bien’. Eso será otro día.
La intuición cotiza al alza en el portero, pero a Joan le jugó una mala pasada en el empate; pisaba cristales Omar primero con Vargas y después con Ejuke, el jefe del departamento de logística defensiva fue Kumbulla con Cabrera de buen encargado y lesionado Brian, Romero nos recordó jornadas pasadas tras unas semanas de letargo.
En el ejercicio de contención, Pol iba esposado a Kral en un trabajo imponente, Tejero, el agente doble, tapaba a Lukebakio y hacía de quarterback y Jofre era la punta de lanza de los escasos ataques.
Poco pudo ofrecer Puado para que se enamoraran de él en Nervión y Roberto pasó de puntillas entre tanto pelotazo.
Pensó Manolo que había una manera de volver a la victoria y puso violines; Expósito no pudo y Urko tuvo la mejor lectura de todos los cambios, entrando con pierna fuerte. Veliz al menos bajó alguno de los melones que tirábamos y Calero tuvo el gol en un agarrón sin revisar.
Escojan de todas las lecturas que saldrán del partido la que más les convenza. El vaso medio lleno o medio vacío, es una valoración personal. Dato mata relato y el segundo empate como visitante es algo más que todas las derrotas sonrojantes anteriores. Se salvó el arrebato y punto. Y es mucho más de lo que habíamos hecho hasta ahora.
Juan José Caseiro
