El RCD Espanyol encara el presente verano desde una posición radicalmente distinta a la que ocupaba hace tan solo un año. Sin euforias desmedidas ni mensajes grandilocuentes, pero con señales concretas de recuperación y con un margen de maniobra que permite, por fin, trabajar con previsión y criterio. Tras años condicionados por las limitaciones presupuestarias, las urgencias deportivas y la incertidumbre institucional, el club ha comenzado a sentar las bases de un nuevo ciclo.
Este escenario es consecuencia directa de dos operaciones que han sido clave para restablecer buena parte del equilibrio económico. En primer lugar, la ampliación de capital impulsada por Rastar Group antes de formalizar la venta del club a Alan Pace supuso un movimiento determinante para sanear las cuentas y cumplir con los parámetros exigidos por LaLiga. En segundo lugar, el traspaso de Joan García al FC Barcelona, mediante el abono íntegro de su cláusula de rescisión, generó un ingreso de dinero considerable e inmediato que ha contribuido de forma decisiva a que el club pueda operar este verano bajo la regla 1:1.

La diferencia respecto al verano de 2024, a justo hace doce meses, es sustancial. Entonces, el Espanyol no pudo cerrar ni una sola incorporación en propiedad y configuró su plantilla exclusivamente con cesiones, en una dinámica de urgencia que acabó derivando en una temporada de mínimos, afortunadamente salvada con la permanencia en la última jornada gracias a la implicación del grupo, el trabajo del staff y el acierto de Fran Garagarza en la ventana de mercado de invierno. A estas alturas de mercado, aún no había llegado ni un solo refuerzo: en cambio, en la actual ventana estival, ya se han materializado 10 incorporaciones con refuerzos de mayor recorrido como los de Roberto Fernández o Tyrhys Dolan, ambos fichados en propiedad, lo que permite generar patrimonio deportivo a medio plazo y estructurar un proyecto con mayor solidez.

La dirección deportiva que lidera el de Mutriku continúa al frente de la planificación, ahora en un contexto mucho más favorable. La llegada de Velocity Sports promete dotar al club de una nueva estructura más profesionalizada y con una hoja de ruta orientada a la sostenibilidad, el rigor financiero y la estabilidad institucional. El nuevo propietario ya se ha reunido con jugadores y técnicos y ha acompañado al equipo a la final de la Copa Catalunya, proyectando una imagen de implicación y cercanía que marca distancia respecto a la etapa Chen Yansheng.

En el plano deportivo, Manolo González continúa liderando el primer equipo tras consolidarse en el tramo final del curso pasado. Su continuidad representa una apuesta por la estabilidad y la coherencia. Conocedor del vestuario y del contexto competitivo, el técnico gallego, aunque también cuenta con un sector crítico que cuestiona su modelo, cuenta con un respaldo mayoritario por parte de la afición y ha sabido conectar con el entorno transmitiendo un mensaje claro coherente con la aspiración a dar un paso adelante a nivel de aspiraciones: el equipo necesita reforzarse con futbolistas que eleven el nivel competitivo.
A este nuevo impulso se suma un dato que refleja el compromiso de la masa social: el Espanyol informaba recientemente que ha superado ya los 28.000 socios, una cifra que confirma la vigencia del sentimiento perico incluso viniendo de etapas marcadas por la frustración y un tremendo desgaste emocional. La respuesta de la afición blanquiazul, una vez más, vuelve a ser uno de los principales activos de este club.

Pese a los avances que se perciben, el camino sigue siendo exigente. La plantilla aún debe completarse, hay operaciones pendientes por resolver, y debe acabar de conformarse en un futuro cercano el relevo institucional sin que ello sea traumático. Pero, por primera vez en muchas temporadas, el Espanyol no parte desde la improvisación ni desde el bloqueo. Hay recursos económicos, por tanto hay margen de actuación, y hay una idea clara de hacia donde debe ir el proyecto. En un club que ha vivido demasiado tiempo condicionado por una precariedad que condicionaba cualquier intento de construir un proyecto con unas miras elevadas, ese punto de partida ya supone un avance más que significativo sabiendo que con la llegada de Velocity lo mejor, o al menos esa es la intención, está por venir.
