“¿Te gusta conducir?”, “Be water, my friend”, “Bienvenido a la república independiente de tu casa”… Si alguna vez te has emocionado con un anuncio, probablemente Toni Segarra tenga algo que ver. Es uno de los creativos más importantes del mundo y un referente absoluto en el mundo de la publicidad en habla hispana. Pero más allá de los premios y los eslóganes que ya son historia, hay algo que lo define todavía más: es perico. De los de verdad. De los que lo viven. Y de los que lo sufren, claro.
En una entrevista publicada en SPORT por Marc Gázquez, Segarra habla de su Espanyol, y decimos “su” porque como explica, su periquitismo le viene de familia: “Como en la mayoría de los casos de los espanyolistas, que es a través de la familia. Para mí tendría un gran mérito ser del Espanyol por elección, y seguro que hay alguno, y tiene todo mi respeto y toda mi admiración. A mí me vino porque mi padre era del Espanyol, la familia somos del Espanyol, y a veces digo que es una especie de maldición familiar con la que tengo que vivir”.
Y aunque muchos se piensan que ser del Espanyol en Barcelona es como ir contracorriente, él no lo vive así. “Yo no he tenido nunca demasiados problemas, al contrario. Creo que buena parte de la gracia del fútbol es tener colegas, amigos, y amigos incluso muy íntimos de otro equipo, y en este caso del Barça, y poder comentarlo, hacer broma y divertirse con eso. Pero no he tenido ningún problema en ese sentido, y yo creo que ser del Espanyol es difícil porque es un sufrimiento”.
Marc también le pregunta por el nuevo rumbo del club tras la venta a Alan Pace. Y ahí Segarra lanza un mensaje que mezcla esperanza e instinto de supervivencia, muy en la línea del sentir general perico: “Tengo la sensación, y lo veo con una cierta inquietud, de que estamos haciendo las cosas bien desde hace bastantes semanas. Después del partido de Las Palmas, yo tuve una sensación mucho más de alivio que de felicidad. Y la sensación muy clara de que se iba a repetir el año siguiente. Ya teníamos claro que Joan se iba, teníamos la sospecha de que Javi Puado se iba, teníamos la sospecha de que Chen no iba a invertir. La sensación era que el año siguiente era igual o peor. Como una desesperanza. Desde entonces, no hacemos más que recibir buenas noticias más allá de la de Joan. Que era previsible, pero no que se fuera al Barça. Y la verdad es que estoy contento, estoy animado, yo creo que estoy ilusionado como todos, pero con esa sensación de mosca detrás de la oreja que tenemos todos los periquitos de ir ganando 3-0 y pensar que nos van a empatar”.
Y sí, lo de Joan García también sale. Y Segarra no se anda con rodeos. Dice exactamente lo que muchos pensaron: “Me sentó muy mal. Sobre todo porque yo creo que él, no sé si mal aconsejado, nos engañó un poco a todos con su actitud. Sus besos al escudo y su insistencia en que al Barça no iba, nos hizo pensar a todos que no iba a ir. Está claro que no puedo decir nada, está claro que tiene toda la libertad del mundo para elegir dónde ir, pero también está claro que el fútbol, y más el fútbol de los equipos pequeños, es 100% sentimiento. Y lo que ha ocurrido afecta a las emociones”.



