Cada vez que coge el balón, el peligro es real. Jaume Tovar, delantero centro del Atlético Baleares, está viviendo una de esas temporadas que marcan un antes y un después en la carrera de un jugador. A sus 26 años, el solleric se ha convertido en el pichichi absoluto de los cinco grupos de Segunda RFEF con 11 goles en apenas 13 jornadas. Pero lo suyo no va solo de números. Lo suyo es fútbol del bueno. Es talento, es presencia, es olfato y también clase. En Lleida volvió a hacerlo: golazo, dedicatoria al cielo, tres puntos para los suyos y mensaje para quien lo quiera escuchar. En esta Copa, el Espanyol haría bien en no perderlo de vista ni un segundo.
El delantero total que amenaza al Espanyol
Con 1’91 metros de altura, cualquiera esperaría un delantero tanque, de los de toda la vida, que vive de rematar centros y pelear balones largos. Pero lo de Tovar va por otro camino. Tiene presencia y va bien por arriba, pero también tiene movilidad, regate, inteligencia táctica y, sobre todo, una calma especial en los metros finales. Le gusta generar, combinar, caer a banda y arrastrar marcas. Y cuando la jugada lo necesita, también sabe meter la bota y hacer el gol feo. Pero este año se ha especializado en los bonitos: ha marcado varios de bella factura, como el del pasado sábado ante el Atlètic Lleida, en el que dejó sentados a dos defensas antes de batir al portero con un disparo seco. Nada que envidiar a los highlights de Primera.
Que bo que ets @jtovaret ! 😮💨
⚽️ 🤠 🔫
👏 Moltes gràcies a @_goldeoro_es per les imatges pic.twitter.com/PzBcVq1XvK
— Atlético Baleares (@atleticbalears) November 29, 2025
En forma y con hambre tras un año muy duro
La pasada temporada fue una pesadilla para Tovar. Lesiones, parones, recaídas y la sensación de no poder rendir a su nivel. Eso quedó atrás. Este curso está volando, literalmente. Ha igualado ya los 12 goles que firmó con la Penya Deportiva en su mejor campaña y todo apunta a que los superará en breve. De hecho, con este promedio de casi un gol por partido, el techo es tan alto como quiera. Y encima está feliz en casa, jugando en Mallorca, con un proyecto ambicioso que busca devolver al Baleares a Primera RFEF. “Ahora mismo solo pienso en ayudar al club a subir”, ha repetido más de una vez.
Un fichaje de Primera RFEF… que aún no se ha hecho
Que Tovar está para jugar en una categoría superior lo dice su rendimiento, pero también su madurez. Sabe que el gol se paga caro, y que si sigue a este nivel no faltarán ofertas en invierno. El Atlético Baleares cruza los dedos para que no llegue ninguna que le haga dudar, aunque tenerle en casa, contento y rindiendo así, juega claramente a su favor. Pero ya sabemos cómo funciona el mercado: si un delantero hace goles, las llamadas llegan solas.
El Espanyol, avisado: no es un nombre cualquiera
El Espanyol visitará el Estadio Balear con la vitola de favorito. Pero Jaume Tovar no es un jugador más. Es el alma ofensiva de un equipo que ya ha demostrado en otras ediciones que en Copa puede morder. Si a eso le sumamos que Tovar está en estado de gracia, no hay mucho más que añadir. El gol no se le cae de los bolsillos: lo busca, lo provoca y lo ejecuta. Será clave en el partido, y los centrales pericos deberán estar finos si no quieren llevarse un susto.
De la cantera del Mallorca a ídolo en casa
Formado en el fútbol base del RCD Mallorca, Tovar ha dado muchas vueltas: Santa Eulalia, Mérida, Penya Deportiva… y ahora ha vuelto a casa para liderar un proyecto que quiere ascender. Sabe lo que cuesta estar fuera y valora más que nadie este momento. No se le ve ni un ápice de ansiedad: juega suelto, tranquilo, con confianza. Como esos delanteros que saben que el gol va a llegar sí o sí. Quizá por eso le salen las cosas. O quizá porque simplemente está tocado por una varita este año.
Sea como sea, si hay un nombre que el Espanyol debe tener en rojo antes del partido, ese es Jaume Tovar. Porque si marca, la historia puede cambiar de rumbo. Y la Copa no perdona a quien se despista.
