El Espanyol no ha tardado en encontrar a un nuevo ídolo. Tyrhys Dolan, extremo inglés de solo 23 años, ha irrumpido en Cornellà como un torbellino de talento, descaro y carisma. Tanto, que ya tiene apodo propio: “Dolandinho”, un mote que empezó como broma entre amigos y que hoy repiten los aficionados en la grada… e incluso su propia familia.
En una entrevista con Iván Molero en AS, Dolan ha mostrado todo lo que le convierte en especial: regates atrevidos, goles decisivos, una sonrisa que engancha y un trasfondo personal que explica por qué no es un futbolista cualquiera.
Adaptación exprés en Cornellà
Dolan venía de la Championship y aterrizó en LaLiga con más dudas que certezas. Pero en apenas cuatro jornadas ya se ha ganado al público. El lunes, contra el Mallorca, firmó una asistencia, forzó un penalti y acabó ovacionado. Él mismo reconoce que no esperaba un arranque tan fulgurante:
“No, no esperaba que todo llegara tan rápido. Pero estoy intentando tomármelo con calma. Me siento muy contento porque ya he vivido grandes momentos en el campo. El club y la afición me están dando mucha confianza para jugar mi mejor fútbol, y el equipo también está contribuyendo. Las ovaciones, los cánticos, son increíbles, solo pueden contribuir a más éxitos. Así que está siendo un comienzo fantástico”.
Un arranque que, en su opinión, tiene mucho que ver con su estilo de juego, de los que ya no abundan: valiente, vertical, con regate y con voluntad de sacrificio. “Me gusta expresarme, aportar mi granito de arena, levantar a la afición. Pero más importante es ser jugador de equipo. A pocos extremos les gusta defender, ayudar o hacer entradas; pero a mí, sí”, explica.
Objetivo: destacar en LaLiga
En su presentación afirmó su intención de hacerse un nombre en España. Hoy, con la blanquiazul en el corazón, no lo esconde: “Sí, pero quiero mantener los pies en el suelo y seguir trabajando duro. Siempre hablo con seguridad en mí mismo porque creo que los futbolistas debemos creer en nosotros para sacar nuestra mejor versión. Hay quien puede verlo como ego, pero yo creo que hablar en positivo te acaba dando recompensas”.
Y esas recompensas le están llegando en forma de éxito colectivo: el Espanyol se ha plantado tercero en la tabla. Dolan lo tiene claro: “Creo que tenemos un equipo, un cuerpo técnico y una afición increíbles. Lo percibí en cuanto llegué. El entrenador solo quiere conseguir grandes cosas para el club. El impacto que estoy teniendo en un equipo que va tercero es alucinante”.
El reto del Bernabéu y el espejo de Bellingham
Ahora llega el gran desafío: el Santiago Bernabéu. Y Dolan lo ve como una oportunidad más que como una amenaza: “Sí, sin duda. Obviamente, respetamos al Real Madrid, que es un enorme club, pero estamos en un gran momento. Queremos ser valientes, afrontar el reto, jugar sin miedo. Es una buena oportunidad para ponernos a prueba”.
De paso, tendrá delante a Jude Bellingham, otro inglés que dejó huella en la Championship antes de dar el salto a la élite. Dolan se fija en él: “Sin duda. Él empezó en el Birmingham, en la Championship, como yo. Se atrevió a dar el salto a Europa, y le ha ido muy bien. Es un ejemplo para quienes nos vamos fijando nuevas metas”.
Dolandinho y el peso de la vida
El apodo de “Dolandinho” le divierte y le da confianza, pero detrás del personaje hay un chico marcado por la pérdida de su mejor amigo, Jeremy Wisten, ex canterano del City que se quitó la vida tras una lesión.
Dolan nunca ha dejado de recordarle. “Cuando vivía en Manchester, iba al cementerio todos los domingos, me sentaba con él, hablaba con él. Es mi mejor amigo. Cuando me fui de casa, yo no podía hacerlo, y sentía como si lo estuviera dejando… Disculpe si me emociono. Tengo amigos increíbles que me dijeron ‘no te preocupes, el domingo iremos, le llevaremos flores y le limpiaremos la lápida’. Y yo, a la mínima que tengo unos días de descanso, voy allí y me siento junto a él… La próxima vez que vaya, le llevaré una camiseta del Espanyol. Hay algo bonito en todo esto, y es que tengo una relación muy estrecha con sus padres, hablo mucho con ellos y con su hermana. De hecho, antes de cada partido su madre me envía un mensaje deseándome buena suerte. Tenemos un vínculo muy especial. Cuando hablo con ellos es como si hablará con él”, explica emocionado.
Ese dolor lo ha transformado en un mensaje positivo: hoy es embajador de Go Again, una organización que ayuda a jóvenes futbolistas a lidiar con los altibajos de este deporte. Y ya trabaja para que el Espanyol se involucre también en esta causa.
De “bad boy” a chico humilde
Por fuera, tatuajes, trenzas y una pinta de tipo duro. Por dentro, un chaval humilde y agradecido. Lo explica sin rodeos: “Me ha pasado muchas veces, con gente que se fija en mi apariencia exterior, que por mis tatuajes y las trenzas que llevo ven efectivamente a un ‘bad boy’. Pero soy una buena persona, dentro y fuera del campo. He pasado por mucho en mi vida… Y siempre mantendré los pies en el suelo, porque me criaron unos padres estupendos que me siguen recordando a diario que debo ser humilde”.
En Barcelona vive solo, pero su familia viaja cada dos semanas para acompañarle. Su hermana, además, está encantada porque la ciudad es su favorita. Y Dolan, poco a poco, también se va adaptando al idioma: “Voy a dos clases por semana con un profesor. No será rápido, pero iré aprendiendo y mejorando”.
La nueva joya perica
En definitiva, Tyrhys Dolan no es un jugador cualquiera. Tiene calidad, tiene carisma y tiene historia. Ha sido capaz de transformar la frustración de ser descartado en el City en combustible para brillar en Cornellà. Y en apenas un par de meses ha pasado de ser “Tyr” a convertirse en “Dolandinho”, un apodo que ya corea todo el RCDE Stadium.
Este domingo, en el Bernabéu, tendrá la oportunidad de seguir escribiendo su cuento perico. Y, como él mismo dice, lo hará con valentía, sin miedo y con un recuerdo muy presente: el de su amigo Jeremy, que desde el cielo seguro sonríe al ver que Tyrhys Dolan ha encontrado en el Espanyol un lugar donde ser feliz.