El Espanyol se despide esta tarde de su mini gira por Alemania enfrentándose al Union Berlin en el mítico estadio Alte Försterei (15:30h), en lo que será el segundo y último amistoso del conjunto de Manolo González en tierras germanas. Tras una semana de entrenamientos intensos y el test más que solventado del pasado miércoles ante el Wolfsburg, los blanquiazules tienen ante sí una nueva oportunidad para seguir ajustando piezas, sumando minutos de calidad y, sobre todo, acumulando confianza de cara a un curso que se prevé durísimo. El rival, un Union Berlin que ha pasado de jugar la Champions a pelear por no despeñarse en la Bundesliga, exigirá concentración y piernas. Un duelo para aprender, competir, y ver en qué punto real está este nuevo Espanyol.
Más allá de los resultados: el Espanyol deja señales de equipo trabajado
Los pericos llegan invictos a la cita. Ni una sola derrota en lo que llevamos de verano. Ni siquiera en aquella final de la Copa Catalunya ante el Girona, que terminó en empate tras los noventa minutos y solo se decidió desde el punto fatídico. Pero más allá de los números, lo importante está siendo la actitud. El equipo transmite. Contra el Wolfsburg, el Espanyol ofreció dos caras, pero la buena fue muy buena. Presión alta desde el minuto uno, Terrats actuando como mediapunta con muchísima personalidad, Pere Milla muy participativo y Roberto, como un nueve de los de antes, provocando y transformando el penalti del 0-1. Una primera mitad dominada de cabo a rabo, con seis córners en poco más de media hora y una presencia constante en campo contrario. La segunda parte fue otra historia, con más imprecisiones, menos gasolina y algunos despistes que pudieron costar caros, pero también sirvió para seguir viendo cosas: Antoniu volvió a dejar buenos minutos, Puado apareció con su descaro habitual, y la pareja de centrales formada por Miguel Rubio y Eric Hinojo cumplió con nota.
Con todo, el balance es positivo. Manolo González no ha tocado demasiado lo que ya funcionaba, pero sí está puliendo detalles: automatismos, transiciones, gestión de los ritmos. Y lo está haciendo con una mezcla de jugadores ya consolidados y otros que se están ganando su sitio a base de trabajo. Hay hambre, y eso siempre es buena señal.

El Union Berlin se rearma tras sobrevivir a su particular tormenta
Del otro lado del campo estará un Union Berlin, para el cual es su séptimo bolo veraniego después de medirse con Branderburger sc Süd 05 (9-1), Grün-Weiss Ahrensfelde (5-0), Lask (2-0), Rapid Viena (1-1), Greuther Fürth (0-1) y FC Schweinfurt (0-1), y que viene de vibir una montaña rusa en la última temporada. Hace nada paseaban por Europa codeándose con gigantes en la Champions, pero este último curso tocó apretar los dientes. Diez partidos seguidos sin ganar en el arranque, destitución de su entrenador Bo Svensson y llegada de Steffen Baumgart en el parón invernal. El cambio de timón no fue milagroso, pero sí efectivo. Con él, el Union se transformó: dejó de ser un bloque excesivamente rígido para apostar por un juego más directo, más agresivo, más vertical. El cambio de mentalidad dio frutos: victorias importantes ante Freiburg, Frankfurt o Wolfsburg, y empates de mérito ante Bayer Leverkusen y Bayern. Resultado: permanencia sellada sin angustias y un 13º puesto que sabe a redención.
Eso sí, el equipo ya no cuenta con Benedict Hollerbach, su máximo goleador, que se ha marchado al Mainz. Una baja sensible. Pero sí siguen en plantilla jugadores importantes como Leopold Querfeld, un central joven con mando y buena salida de balón, o Andras Schäfer, mediocentro húngaro con calidad e internacionalidad a sus espaldas. Baumgart, que también pasó por los banquillos del Colonia y el Hamburgo, ha recuperado algo que parecía perdido: identidad y orgullo. Y eso, aunque sea en pretemporada, se nota.

Así que el de esta tarde no será un simple amistoso para pasar el rato. Será una prueba seria para un Espanyol que sigue construyendo. Un test de madurez frente a un rival intenso, en un estadio con personalidad, y con una plantilla que combina juventud, músculo y experiencia. Será interesante ver si los de Manolo logran mantener su buena racha y, sobre todo, si son capaces de repetir la versión brillante de su primera parte en Wolfsburg durante más minutos. Porque competir no basta. Hay que convencer en esta última oportunidad de sacar conclusiones antes de volver a casa y encarar ya la recta final de una pretemporada que, por ahora, está dejando más luces que sombras.
