Hoy en La Grada Ràdio, en la sección de La opinión del día, Héctor García se ha despachado a gusto, como suele, sin pelos en la lengua y con ese punto canalla que ya es marca de la casa. Día de partido, Valencia en el horizonte, y las sensaciones encontradas entre la confianza y el runrún que siempre acompaña a los pericos. “¿Qué tal, amigos y sobre todo enemigos de La Grada?”, arrancaba Héctor, dejando claro que lo suyo es ir al grano, sin filtros.
Con ese tono de colega de bar que no te deja escapar sin soltar alguna verdad incómoda, recordaba el último partido ante el Getafe: “Ganamos, 38 puntos, pero queda muy lejos ya. Estemos más relajados todos, dando por hecha la salvación…”. Y es que Héctor lo tiene claro: con un par de empatitos en casa, la permanencia estaría en el bolsillo, y si no, siempre quedaría esa “bala extra” en el último día ante Las Palmas. Aunque, entre líneas, se nota que no quiere ni pensar en llegar a ese extremo.
De hecho, confiesa que ve al equipo bien, con confianza, pero también lanza un toque de atención: fuera de casa parecen más sólidos que en casa, donde con el balón en los pies todavía les cuesta. “Hemos mejorado un poco pero tampoco sabemos”, comentaba sobre esa cierta falta de soltura cuando toca construir juego. Y no se corta en señalar que contra el Getafe la expulsión temprana del rival fue una bendición que facilitó las cosas. Sin eso, vete tú a saber.
Pero si algo le quita el sueño no es el partido de hoy, sino lo que viene: el verano, los fichajes, el mercado… “Me da mucho miedo el año que viene, por los fichajes que están sonando y que parece el día de la marmota”, soltaba, en referencia a esos nombres de siempre que suenan verano tras verano. Y ahí, sin anestesia, apuntaba directo a la figura de Garagarza, el director deportivo: “Veo que muchos estáis cambiando vuestra opinión sobre Garagarza y le estáis lamiendo el culo, cosa que me molesta bastante profundamente”. Aquí Héctor no se guarda ni una.
Sobre el partido de hoy ante el Valencia, se sacaba de la chistera una comparación curiosa pero bastante acertada: “Un poco nuestra alma gemela”, decía, señalando que desde enero ambos equipos han mejorado bastante, sobre todo en casa. Pero ojo, que también advertía: el Valencia es un equipo duro, que no deja jugar. Alaba a Corberán, su entrenador, de quien confiesa no saber mucho antes de esta temporada: “Ha devuelto el orgullo competitivo a un equipo como el Valencia”. Lo pinta como un duelo complicado, sobre todo por cómo se cierran y pelean los partidos. “Veremos cómo lo lleva Manolo”, decía con esa duda de si el técnico perico sabrá adaptarse a este tipo de rivales.
Eso sí, también dejaba caer que vamos tranquilos, que incluso una derrota no sería un drama, como ya pasó en Villarreal. Aunque, conociendo a Héctor, entre líneas se notaba que preferiría rascar algo. “Un punto lo sacaremos entre ambos”, aseguraba, dejando claro que siempre hay hueco para el optimismo.
Y no podía faltar el dardo a los vecinos del norte: “Un saludo a nuestros amigos de Girona, viva er Beti esta vez no manque pierda sino manque gane”. Porque sí, si hoy los pericos ganan, toca mirar de reojo ese Leganés-Girona, a ver si alguien les pone en su sitio. “Es lo que se merecen”, remataba con esa mezcla de guasa y rivalidad que tanto gusta en La Grada.