Este miércoles, el Valencia CF llegará al RCDE Stadium sumido en la peor crisis de toda su historia reciente, un contexto que no pasa desapercibido a los ojos del entorno del Espanyol. Si bien los blanquiazules luchan por evitar el descenso en un contexto deportivo complicado, la nefasta gestión de Chen Yansheng tiene ecos en la de Peter Lim, donde las malas decisiones desde la cúpula han arrastrado al equipo valenciano a lo más profundo de la tabla.
El espejismo que se desvaneció
En abril pasado, Rubén Baraja logró encender la llama de la esperanza en Mestalla. El equipo, joven pero ilusionante, soñó con Europa tras victorias consecutivas ante Granada y Osasuna. El 20 de abril, el Valencia – Betis se perfilaba como una auténtica final por un puesto europeo. Pero aquella noche, el conjunto andaluz desnudó las carencias del equipo che, sellando la derrota que marcaría el inicio de una caída que a partir de entonces fue imparable. En Cornellà miran este declive con una mezcla de empatía y advertencia: el Espanyol, durante la gestión de Chen, también ha padecido malos mercados de fichajes, decisiones deportivas cuestionables y una preocupante desconexión de la directiva con la afición.
Un panorama devastador
El Valencia ha sumado solo 12 puntos de los últimos 66 posibles. Desde aquella noche contra el Betis, su balance es demoledor: 14 derrotas, 6 empates y apenas 2 victorias. En la presente temporada, el equipo del Pipo Baraja ha acumulado tres derrotas consecutivas ante Mallorca, el Rayo y el Valladolid, este último hasta ese momento colista en la tabla.
Los paralelismos con el Espanyol están ahí. Mientras Peter Lim se ha mantenido alejado en Singapur, dejando que la estructura deportiva se desmoronara sin inversiones y sin rumbo, Chen Yansheng ha hecho prácticamente lo mismo, tomando decisiones priorizando la gestión financiera sobre la deportiva y dejando al equipo blanquiazul al borde del precipicio.
Fichajes que no suman
Al igual que el Espanyol ha visto pasar por sus filas jugadores sin impacto real sobre el campo, el Valencia desperdició el mercado veraniego pese a las advertencias de todo su entorno. Luis Rioja ha sido la única excepción en una lista de incorporaciones fallidas. Rafa Mir, aún sin goles, arrastra problemas legales y físicos; Germán Valera y Dani Gómez tienen roles secundarios, y Maximiliano Caufriez apenas ha jugado. Una plantilla sin profundidad, sin experiencia y sin calidad suficiente para competir, una radiografía que los pericos conocen bien.
El miércoles, una final en Cornellà
Para el Espanyol, el duelo ante este Valencia que si no gana en Cornellà y tampoco puede con el Madrid en el encuentro que tiene pendiete desde las fechas de la DANA quedará prácticamente desahuciado se presenta como una oportunidad de oro. Los blanquiazules necesitan un triunfo que no solo les permita salir del descenso, sino también reforzar su moral ante lo que resta de curso. El conjunto perico todavía tiene margen para cambiar las cosas, a pesar de las evidentes deficiencias del proyecto, mientras que el Valencia llega al RCDE Stadium como un espejo que refleja los errores que el Espanyol debe evitar a toda costa.
En suma, se acerca un tenso y vital cara a cara de dos clubes históricos en España, pero con un presente gris por culpa de sendos proyectos debilitados por unos propietarios desconectados de sus realidades deportivas y cuyas aficiones luchan por sobrevivir hasta consumir más pronto que tarde el sueño de un cambio de propiedad.
