El día ha llegado. Tras semanas de espera, de rumores y de fechas que se iban moviendo en el calendario, en definitiva de mucha incertidumbre y hasta nervios y si no surge ningún imprevisto de última hora, este miércoles se firma por fin el traspaso de poderes en el Espanyol. Velocity Sports Limited, la compañía que encabeza Alan Pace, se convertirá oficialmente en el nuevo dueño del club.
El proceso no ha sido un camino sencillo, algo en cierta parte lógico dada la envergadura de la operación. Para cerrar la misma, los inversores tuvieron que levantar una estructura empresarial con ramificaciones en varios países europeos, y que en España se queda con la titularidad de las acciones blanquiazules. Esa ha sido la causa principal de los retrasos, que habían empezado a impacientar a una afición deseosa de saber qué futuro le espera a su club.
Chen se despide, Pace entra en escena
La compraventa, anunciada el pasado 14 de julio y avalada ya hace unas semanas por el Consejo Superior de Deportes, se formaliza ahora con el relevo de Chen Yansheng y de Rastar Group, por Alan Pace; el empresario norteamericano ya sabe lo que es dirigir un club histórico en Europa: el Burnley, en Inglaterra, también es suyo, con lo que con esta operación avanza en la construcción de su sistema multiclub, en la que no es descartable que en el futuro se integren otras entidades. Precisamente una de las incógnitas es si en ese organigrama, habrá alguna entidad por encima de la otra, o se mantendrá una gestión relativamente independiente.
Con este paso, se cierra casi una década de gestión china y empieza un capítulo nuevo con sello anglosajón. Rastar, que desembarcó en el club en 2016, puso el listón muy alto a su llegada poniendo sus miras en objetivos deportivos muy ambiciosos y de consecución rápida pero dejó una herencia discutida: el recuerdo más brillante es el regreso a la Europa League en 2019, doce años después de la última vez, pero la alegría duró poco: ese mismo curso llegó un descenso traumático. En 2023, la historia se repitió, y el club encajó su segundo batacazo en menos de un lustro.
Pese a haber cogido un club en quiebra, con riesgo de disolución, y estabilizarlo económicamente a base de inyecciones de capital, algo que siempre deberá ser tenido en cuenta teniendo en cuenta cómo era de dramática la situación al heredarlo de manos de Dani Sánchez Llibre, los vaivenes deportivos y sobre todo haber provocado un terrible enfado a nivel social en buena medida por su poca proximidad hacen que el balance general no pueda ser positivo. Para nada. Chen Yansheng deja el control de la entidad con la sensación de haber perdido el pulso con una afición que hace unos meses llegó a internacionalizar su descontento llevando su protesta a las puertas de diferentes delegaciones consulares chinas, algo que evidentemente disgustó al magnate oriental por la imagen que transmitía a su gobierno.
Rastar no desaparece del todo
De todos modos aunque el mando cambia de manos, Chen y su grupo seguirán vinculados a la entidad por un tiempo. Conservarán un 16,45% del capital social de Velocity al menos durante los próximos dos años, lo que les garantiza un papel secundario, y también salvaguardar su imagen en su país. Eso deja abierta la puerta a que figuras como Mao sigan un tiempo en el organigrama, aunque sin la relevancia que tenían.
Un momento con mucho simbolismo
La llegada de Velocity no se produce en cualquier momento. El desembarco coincide con el mes en que el Espanyol cumple 125 años de vida, una fecha de enorme carga emocional para la hinchada. El acto central de la efeméride, fijado para el 28 de octubre, ya contará con los nuevos propietarios al frente.
Alan Pace y JJ Watt acercan Velocity a la afición del Espanyol con gestos de proximidad
Hasta ahora, Alan Pace y los suyos habían preferido mantenerse en la sombra, aunque han estado encima de la actualidad perica: visitaron a los capitanes en la pretemporada en Navata, han compartido decisiones de mercado con Fran Garagarza, al que prestaron apoyo de tipo logístico, y han seguido la marcha del equipo con atención. Además, tanto Pace como otro de los accionistas, JJ Watt, y algunos hombres fuertes como Antonio Dávila y Brad Spiby, mano derecha de Pace y que apunta a relevar a Mao Ye como nuevo CEO de la entidad, se han convertido en habituales en el palco del estadio.
No han evitado a diferencia de los dirigentes de Rastar el contacto con la afición, causando gran impacto como el ex futbolista de la NFL, todo un ídolo en su país, disfrutaba de la previa en los aledaños del estadio como si fuese un aficionado más. Pace, a pocas horas de que se oficialice el traspaso de poderes, asistió ayer al acto de homenaje a los pericos que cumplían 25 años de socio.
Una cercanía que no ha pasado desapercibida entre una masa social que se ha sentido huérfana de afecto estos últimos años por parte de los responsables de la entidad.
Se espera que Velocity detalle pronto su hoja de ruta tras el traspaso de poderes
A partir de hoy, de todos modos, se espera que además de buenas intenciones, haya una exposición clara de su hoja de ruta para el Espanyol: se espera que en breve hablen, y que expliquen qué quieren hacer con el club.
Los nuevos dueños llevan ya días trabajando en la trastienda. Han mantenido encuentros con empleados del club para conocer cómo está organizada la estructura interna y decidir si hace falta reforzar áreas o, al contrario, recortar. El objetivo inmediato es dar estabilidad, consolidar al primer equipo en Primera división y empezar a construir un proyecto que ilusione de nuevo a la grada.
Para un club como el Espanyol, que arrastra cicatrices recientes y ha tenido que vivir los últimos años instalado en la lucha por la supervivencia, la entrada de Velocity se interpreta como una oportunidad de reinicio, de reseteo. En este sentido, hoy no solo se firman unos papeles: se abre una etapa que la afición quiere vivir con esperanza y también con exigencia.