El Espanyol firmaba en Vallecas su mejor primera parte del curso lejos de casa. Serios, intensos y con las ideas muy claras, los de Manolo González pasaban por encima de un Rayo desbordado. Los goles de Cabrera, de cabeza tras un córner, y Roberto Fernández, oportuno en el área, ponían el 0-2 en el primer cuarto de hora. Con ese resultado se llegaba al descanso, aunque pudieron caer un par más. En la segunda parte, el Espanyol calmó las cosas, controló bien y no dio opción a la reacción local buscando a la contra la ocasión de sentenciar definitivamente. Así, llegó el 0-3, cuando Puado transformó una pena máxima señalada tras consultarlo con el VAR por una acción de Pathé Ciss sobre Roberto. Ya a poco del final, Pere Milla, que acababa de ingresar en el campo, anotaba el 0-4 a pase de Aguado. Tres puntos de oro, y esta vez, con gran autoridad.