El Espanyol salió del parón con un triunfo de esos que se saborean el doble. Porque no solo fue la tercera victoria seguida en casa, también porque llegó con épica, en inferioridad numérica y con un rival que no bajó los brazos en ningún momento. Al final, 3-2 al Mallorca y los de Manolo González se cuelan en el podio liguero. El RCDE Stadium estaba de fiesta desde antes del pitido inicial. Volvía el fútbol y volvía un Espanyol que había dormido en plazas europeas durante el parón. El once presentaba novedades: Omar El Hilali entró en el lateral derecho, Carlos Romero ocupó la izquierda y arriba Roberto Fernández y Pere Milla se encargaban de poner la chispa. Y la chispa llegó pronto. Roberto estrelló un balón en el palo nada más empezar, y en cuanto el equipo se soltó, Pere Milla apareció en el primer palo para hacer el 1-0 tras un centro medido de Romero. Cornellà estalló. El vendaval blanquiazul no paró ahí. Poco después, Dolan puso un centro precioso y Roberto, con un remate poco ortodoxo con la rodilla, firmó el 2-0. Todo parecía controlado hasta que apareció Muriqi desde los once metros para recortar distancias tras un penalti. El gol espoleó al Mallorca y descolocó al Espanyol, que además se quedó con uno menos por la expulsión de Pere Milla. Con 2-1 y caras largas se llegó al descanso. La segunda parte fue un vaivén. El Mallorca se vino arriba y, aprovechando la superioridad, Muriqi volvió a golpear con un cabezazo para el 2-2. El Espanyol sufría, pero resistía. Cabrera pudo marcar de cabeza, pero la madera dijo que no. Y cuando parecía que tocaba sufrir hasta el final, apareció Kike García. El delantero provocó un penalti sobre Dolan y él mismo lo transformó con calma para hacer el 3-2 que volvió loco al estadio. El tramo final fue de infarto. El Mallorca apretó, Dmitrović se hizo gigante bajo palos y Manolo reforzó la defensa con Miguel Rubio y Ramón Terrats para aguantar el asedio. El equipo lo dio todo, y la grada respondió con un aliento que hizo de Cornellà una caldera. Con sufrimiento, carácter y pegada, el Espanyol sumó tres puntos que saben a gloria y que lo colocan tercero en la tabla. El próximo capítulo será de los grandes: visita al Bernabéu para medirse al Real Madrid. Pero, mientras tanto, este Espanyol ha dejado claro que sabe sufrir y que se está acostumbrando a ganar.