El Espanyol estrenó la nómina de derrotas en la 25-26. Cayó 2-0 en el Bernabéu en un partido con dos mitades muy distintas: oficio y orden antes del descanso; menos colmillo y un mazazo nada más volver del vestuario. El líder pegó de lejos y tumbó a un equipo que llegaba tercero y en racha. Los blanquiazules salieron sin complejos y el primer “uy” fue visitante: latigazo lejano de Expósito que blocó Courtois. A partir de ahí, el Madrid agarró la pelota y se asentó en campo rival, pero el bloque de Manolo no se desordenó. Con pocas fisuras que atacar, Éder Militão se animó desde su casa y coló un derechazo a la escuadra en el 22’. No es la jugada que dibujas en la pizarra, pero vale igual. El golpe no rompió al Espanyol: siguió serio atrás y esperando su momento. Las llegadas blancas fueron más por talento individual que por superioridades limpias. Dmitrović apenas tuvo que mancharse los guantes. La mejor de los pericos, justo al borde del descanso: centro medido de Expósito que Calero no alcanzó a empujar en el área pequeña. 1-0 y al túnel. Sin cambios en el intermedio… y jarro de agua fría. Kylian Mbappé armó un disparo seco desde la frontal nada más reanudarse y puso el 2-0. Ese gol temprano desajustó al Espanyol, que tuvo que abrirse un punto y perdió algo de filo en la presión. Manolo movió rápido: Pickel, Koleosho y Jofre a la hierba. El Madrid rozó el tercero con Vinícius, que estrelló un remate en la madera; el Espanyol contestó con un cabezazo de Expósito que se marchó cerca. Xabi Alonso replicó con Güler, Rodrygo y Brahim, y el técnico perico metió a Kike García para acompañar a Roberto buscando centros laterales. Más tarde, Antoniu Roca entró por Roberto para agitar la izquierda. Hubo intención de apretar arriba y robar cerca del área de Courtois, pero el líder administró la ventaja con pocas concesiones. El 2-0 ya no se movió. El Espanyol compitió de verdad 45 minutos y aprendió -otra vez- que en escenarios así cada ocasión propia cuenta como oro.