El Villarreal – Espanyol, aplazado el pasado 3 de marzo por culpa del temporal que azotó la ese día Comunidad Valenciana, sigue a estas alturas sin fecha definitiva para su reprogramación. Todo apuntaba a que el partido podría jugarse el 27 de abril, una opción que parecía contar con el visto bueno de ambos clubes, pero según ha informado Ramón Fuentes en Mundo Deportivo, la normativa vigente lo impide.
El problema radica en el convenio de coordinación entre LaLiga y la RFEF, que en su última actualización en 2018 –y recientemente renovado hasta 2029– establece que el fin de semana de la final de la Copa del Rey no pueden disputarse partidos de Primera división. Y precisamente, la final del torneo del KO está programada para el 26 de abril, lo que en principio inhabilitaría el día 27 como alternativa para el duelo entre groguets y pericos.
A la espera del juez de segunda instancia
Como informa el citado periodista, Espanyol y Villarreal van a recurrir ante el juez de segunda instancia la decisión de José Alberto Peláez, juez de competiciones profesionales, que este martes fijó el 9 de abril como la fecha para jugar el encuentro aplazado. Los dos clubes consideran que esta opción no es viable, ya que el calendario está muy apretado y apenas deja margen de descanso para sus respectivas plantillas.
Ante esas circunstancias, la fecha del 27 de abril es la alternativa que han consensuado Villarreal y Espanyol, que en un principio no habían llegado un acuerdo, lo que provocó que el juez único decidiese proponer la citada fecha. Sin embargo, como explica Fuentes, la normativa vigente de LaLiga y la Federación lo prohíbe de forma expresa. Según el acuerdo, renovado recientemente hasta 2029, el fin de semana de la final de la Copa del Rey debe quedar libre de partidos de Primera división.
El partido sigue en el aire
Si Espanyol y Villarreal quieren jugar el 27 de abril, necesitan que la comisión de seguimiento de la RFEF y LaLiga lo autoricen y comuniquen su visto bueno al juez de segunda instancia, algo que, por ahora, no ha sucedido. De lo contrario, la fecha será desestimada automáticamente, como ya lo fue cuando el Villarreal la propuso en primer término.
Ahora, la pelota está en el tejado de la RFEF y LaLiga, que tendrán que decidir si permiten la disputa del partido ese fin de semana o si se mantiene la fecha inicial del 9 de abril, una opción que los clubes pretenden evitar a toda costa.
