El ambiente en Vila-real está más caldeado que nunca. Los últimos arbitrajes sufridos por el Submarino Amarillo han desatado una oleada de indignación en el seno del club castellonense y entre la afición grogueta, que no han dudado en elevar el tono de sus quejas hacia la RFEF y el Comité Técnico de Árbitros (CTA). El Villarreal se siente perseguido por lo que consideran una acumulación de decisiones arbitrales en su contra, y ha mostrado su malestar más recientemente en lo institucional, con un mensaje claro a través de sus redes sociales tras detectarse un error en la designación arbitral para el encuentro ante el Espanyol, donde el nombre del club fue escrito erróneamente como “Villareal”, incidencia que recoge El Periódico del Mediterráneo.
Este gesto, aparentemente menor, ha sido la chispa que ha encendido un fuego que ya venía ardiendo desde semanas atrás. Las quejas del Villarreal se sustentan en varios episodios recientes que, según entienden desde la Plana Baixa, han condicionado su pelea por Europa. Los tres goles anulados en Getafe, la lesión de Tajon Buchanan tras una dura entrada de Beñat Prados, la expulsión de Pape Gueye en el duelo directo ante el Athletic Club, o el “escándalo” vivido en el partido frente a la Real Sociedad —con tres tantos anulados y un penalti no señalado sobre Yeremy Pino— son solo algunos ejemplos. El último capítulo de esta serie de desencuentros llegó el pasado miércoles en Vigo, cuando Eric Bailly fue expulsado por Alberola Rojas en el minuto 37 por una acción que los groguets consideran “al límite” y que, entienden, merecía ser revisada en el monitor del VAR, algo que no ocurrió.
¡Roja directa a Bailly!
El Villarreal se queda con 10 con más de 50 minutos de partido por delante#LALIGAenDAZN ⚽ pic.twitter.com/Mfs0JCnrIC
— DAZN España (@DAZN_ES) April 23, 2025
El Villarreal no solo cuestiona las decisiones arbitrales, sino también la imparcialidad de algunos actores implicados. La presencia de Figueroa Vázquez, sevillano y reconocido aficionado del Betis (rival directo del Villarreal en la lucha por Europa), como responsable del VAR en Balaídos, no ha hecho más que aumentar las suspicacias.
Por si fuera poco, el Comité de Competición sancionaba simultáneamente a Ilias Akhomach por su reacción tras el polémico encuentro ante la Real Sociedad. El jugador, lesionado y sin estar convocado, accedió al terreno de juego al final del partido para recriminar duramente a Cuadra Fernández su actuación, llegando incluso a golpear con fuerza el monitor del VAR, que acabó roto según reflejó el colegiado en el acta. Tres partidos de sanción para Akhomach. La comparación inevitable llega con Jude Bellingham, quien protagonizó un episodio similar tras un Real Madrid-Valencia sin consecuencias disciplinarias. En Vila-real consideran que hay un doble rasero claro.
Con este clima de crispación, el Villarreal recibe este domingo al Espanyol en La Cerámica. El árbitro designado es Munuera Montero, quien ya estuvo en el centro de la polémica en el enfrentamiento entre ambos equipos el pasado 3 de marzo. No es un colegiado que despierte demasiada confianza en Vila-real: siete victorias, cinco empates y nueve derrotas en los 21 partidos que ha dirigido al Submarino. En el VAR, esta vez estará Javier Iglesias Villanueva.
En medio de este escenario, al Espanyol le toca llegar a un terreno hostil, no solo por lo deportivo, sino también por la tensión extradeportiva que rodea el choque. En las últimas jornadas, el club blanquiazul ha experimentado un arbitraje equilibrado, coincidiendo con la reciente visita de una delegación encabezada por el CEO Mao Ye a la sede del CTA, donde el Espanyol buscó hacer valer su voz en los despachos y fortalecer las relaciones institucionales. El trato recibido ha sido justo, pero la sensación que se respira en el entorno perico es que esta línea podría alterarse en La Cerámica.
Las presiones que el Villarreal ha ejercido en los últimos días pueden generar un ambiente enrarecido que acabe condicionando las decisiones arbitrales en un partido clave para ambos equipos, aunque por motivos distintos. El Villarreal, en plena pelea por Europa, siente que los errores arbitrales le están alejando de sus objetivos. El Espanyol, por su parte, necesita sumar para seguir consolidando su permanencia y llegar al final del curso sin sobresaltos.
La pregunta que flota en el aire es si el equipo blanquiazul será una víctima colateral de esta batalla abierta entre el Villarreal y los árbitros. Porque, a estas alturas, el fútbol español sigue teniendo demasiadas cuentas pendientes con el silbato.
Fuente: El Periódico del Mediterráneo