El Espanyol volvió de La Cerámica sin premio, pero con la sensación de haber competido de tú a tú ante un Villarreal que, pese a su temporada irregular, tiene calidad para aburrir. Los blanquiazules cayeron por la mínima (1-0) en un partido donde mostraron personalidad, sobre todo en la primera mitad, y confirmaron que siguen en el buen camino. Eso sí, en este tipo de campos y ante rivales de tanto nivel, si perdonas, lo acabas pagando. Y ayer fue uno de esos días.
Espanyol – Villarreal: la apuesta de Manolo González por rotar a Edu Expósito
La gran novedad estuvo ya en la alineación, donde Manolo González dejó de inicio en el banquillo a Edu Expósito, uno de los jugadores que más brillo había dado al equipo en las últimas semanas. El técnico optó por darle un respiro pensando en lo cargado que viene el calendario, apostando por una medular algo más equilibrada. Eso sí, cuando Edu salió al campo en la segunda parte, demostró que está en un gran momento. Le tocó asumir un rol complicado, con poco espacio y mucho ritmo, pero aún así supo darle claridad al juego.
El Espanyol planta cara al Villarreal en la primera parte: análisis del dominio blanquiazul en posesión
La primera mitad del Espanyol fue más que solvente. El equipo salió sin complejos, con una salida de balón limpia desde atrás que por momentos descolocó la presión del Villarreal. Hubo combinaciones atrevidas, centrales implicados en el inicio del juego, y hasta se encontraron las espaldas de los amarillos en varias ocasiones. Se notó ese paso adelante que ha ido dando el equipo con pelota en las últimas semanas, ese querer proponer algo más que defender y esperar; el dato que da hoy As es revelador: el equipo pasó de una posesión de 33,4% en Mestalla al 55,2% en La Cerámica, muy por encima de su media del 38,71%, y firmó más pases (429) y más acertados (87,4%) que el conjunto groguet.
El gol del Villarreal ante el Espanyol: un despiste que marcó el partido en La Cerámica
Pero claro, cuando enfrente tienes un rival del nivel del Villarreal, no puedes perdonar. Y en la primera que los locales encontraron espacio, no fallaron. El gol, además, dolió especialmente porque fue una de esas jugadas que se trabajan en los entrenamientos y que, en teoría, deberían estar controladas. Una acción lenta, casi en cámara lenta, en la que nadie logró reaccionar a tiempo.
El muro defensivo groguet que frenó el ímpetu blanquiazul
A partir de ahí, todo se puso cuesta arriba. El Villarreal, con ventaja en el marcador, ajustó su esquema y se replegó en campo propio, defendiendo muy compacto en un 4-4-2 sin apenas dejar huecos. Y ahí, el Espanyol sufrió, porque a este equipo, sin espacios, le cuesta generar peligro. No tener extremos puros limita las opciones cuando el rival se encierra, y aunque Manolo intentó cambiar cosas —como retrasar a Expósito o introducir más hombres de ataque—, la amenaza fue bajando.
El final del Villarreal-Espanyol: los blanquiazules empujan sin premio en La Cerámica
El tramo final dejó al Espanyol empujando pero sin llegar a concretar ninguna ocasión clara. Se echó en falta un poco más de contundencia, un poco más de colmillo, ese punto de agresividad que marca la diferencia en los últimos metros. Quizás, si se hubiera arriesgado algo más antes, el desenlace habría sido diferente, pero también es cierto que abrirse demasiado ante un equipo como el Villarreal puede ser letal.
El Espanyol compite sin complejos ante el Villarreal: un paso adelante en confianza y juego
Más allá del resultado, la sensación que queda es que el Espanyol ha ganado en personalidad. Este mismo equipo, hace un par de meses, probablemente no habría competido de esta manera en un campo tan exigente. Ahora, se atreve a salir jugando, a plantar cara, a probar cosas nuevas. Y eso tiene mérito, sobre todo teniendo en cuenta las limitaciones en calidad que tiene la plantilla. No es fácil dar ese paso adelante, pero el equipo lo está haciendo.
El Espanyol sale reforzado en confianza y en juego, pero alerta lo que viene, con la permanencia en juego y el Betis en el horizonte
Eso sí, no hay que perder de vista lo que queda por delante. La permanencia todavía no está sellada, y la barrera de los 41 puntos sigue ahí, esperando. El calendario no va a dar tregua, y este domingo llega el Betis al RCDE Stadium. Otro examen de nivel, otra oportunidad para sumar y acercarse al objetivo.
La línea de trabajo es buena, y el grupo transmite que está preparado para pelear hasta el final. La derrota en Vila-real duele, claro, pero el Espanyol sale reforzado en lo que importa: el juego y la confianza.