Dos años después de dejar el RCD Espanyol, Vinícius de Souza Costa vuelve a cruzarse con su ex equipo. Esta vez, vestido de verde y blanco, con el escudo del Wolfsburg en el pecho y con la madurez que le han dado los kilómetros, los países y también las decepciones. El brasileño ha hablado largo y tendido con Sergio Escario para Mundo Deportivo, repasando su trayectoria y, sobre todo, dejando claro que su paso por Cornellà-El Prat le marcó para siempre: “Me hizo cambiar para mejor como hombre, como jugador, como padre”, resume.

A sus 26 años, Vini acaba de aterrizar en Alemania después de que el Wolfsburg pagara 15 millones de euros al Sheffield United para hacerse con sus servicios. Firma hasta 2030. Pero más allá de cifras y contratos, Souza sigue teniendo muy presente al Espanyol, y no solo por nostalgia. De hecho, aún le cuesta entender lo que pasó aquella temporada en la que, pese a tener una plantilla que muchos veían de mitad de tabla hacia arriba, el equipo terminó en Segunda: “Después de tres años aún no lo sé. Encajamos muchos goles y las cosas en las grandes ligas son así. Aún no sé qué pasó, teníamos un equipazo”, lamenta.

Vini Souza fue una de las pocas notas positivas de aquel curso. Disputó 37 partidos y se ganó rápido el respeto de la afición por su despliegue físico, su disciplina táctica y su entrega. Recuerda con cariño al vestuario -“con los jugadores aún sigo hablando con muchos”, dice- y en especial a uno: Nico Melamed, a quien define como su mejor amigo durante su estancia en Barcelona. “Todavía hacemos videollamadas”, comenta entre sonrisas.
En la charla con Mundo Deportivo, Vini también explica por qué decidió llevar el dorsal ’21’ en el Sheffield United: “Fue el número que más admiré. Luego tuve dos temporadas con el ’21’ y me salieron súper bien. Cuando llegué aquí (a Wolfsburgo) lo intenté, pero ya había un jugador con el ‘21’, así que cogí el ‘5’”.

A pesar de haber vivido un descenso con el Espanyol y no haber podido evitarlo en el Sheffield, Vini se muestra agradecido por todo lo que el fútbol le ha dado. “Yo siempre he cambiado mi vida, con culturas nuevas”, asegura. Y esa curiosidad por conocer, adaptarse y crecer fue la que le llevó a aceptar la propuesta del Wolfsburg: “Cuando llegó la posibilidad de ir a Alemania pensé: otra cultura, otro idioma… Me encantó”.
En estas primeras semanas en el club alemán, hay un nombre que le ha llamado especialmente la atención: Tiago Tomás. “Ya lo conocía un poco, pero nunca tan cerca como ahora. Es un jugador increíble”, afirma. Y aunque le queda mucho por adaptarse, el ambiente en el Wolfsburg parece haberle recibido con los brazos abiertos.
Pero no todo ha sido fácil en su carrera. En la entrevista, también hay espacio para momentos duros, como el fallecimiento de Baldock, su excompañero en el Sheffield. “Me ayudó un montón cuando yo llegué. Me quedo con el buen recuerdo”, dice con respeto, recordando que fue el míster quien ofreció a la plantilla no entrenar al día siguiente de conocer la noticia.

Sobre Joan García, con quien coincidió en el Espanyol, también tiene buenas palabras: “Tenía un nivel muy alto. La primera vez que jugué con él fue un partido de Copa, contra el Celta, en casa. Me sorprendió un montón. Luego cuando me fui a Inglaterra empezó a jugar y muy bien. Su vida cambió muy rápido”.
El presente de Vini pasa por Alemania, pero su mirada está más lejos. Tiene en mente la selección carioca, aunque lo lleva con calma. “Claro, todos los brasileños tenemos este sueño. Depende de mí, si lo hago bien en mi club y las cosas salen… aunque yo no me pongo mucha presión. Disfrutar aquí y luego puede venir esta oportunidad”, dice cuando le preguntan si sueña con jugar el próximo Mundial, o compartir vestuario con su amigo Vinicius Jr., con quien mantiene una relación cercana desde los tiempos en Flamengo. ¿Y si merecía el último Balón de Oro? Vini no duda: “Sí, claro”.

Ahora, con el Espanyol enfrente, llega el reencuentro. Ya no queda rastro del chaval que llegó a Cornellà buscando minutos. Hoy es un jugador hecho, que ha aprendido de todo -de los buenos momentos y de los tropiezos- y que no olvida dónde empezó a dar pasos grandes: “Estoy muy agradecido al Espanyol”, repite.
