Desde que llegó por primera vez cedido al Espanyol, Carlos Romero no ha parado de crecer. El lateral de Torrent, que este verano volvió a Cornellà pese al interés de Betis y Girona, ha pasado en apenas un año de ser “un jugador al que le costaba defender”, como llegó a señalar Manolo González, a convertirse en uno de los indiscutibles del míster. Mundo Deportivo le dedica hoy una pieza que refleja muy bien su metamorfosis.

La pasada temporada fue el mejor ejemplo de esa evolución. Perdió el sitio en el once en un tramo intermedio, pero lejos de venirse abajo, respondió con trabajo. Tanto que entre la jornada 24 y la 38 lo jugó absolutamente todo, salvo ocho minutos frente al Villarreal, club que sigue siendo dueño de sus derechos. Fueron quince titularidades seguidas que dejaron claro que Romero ya no era solo ese lateral con vocación ofensiva que había aterrizado de La Plana, sino un jugador mucho más completo.

En este arranque liguero, sus números vuelven a hablar por sí solos. El ‘22’ blanquiazul es, junto a Lele Cabrera, el único futbolista de campo que no se ha perdido ni un solo minuto (360’). Pero es que, además, en su posición lidera varios apartados: goles+asistencias (1+1), regates completados por partido (1,75) y duelos en el suelo ganados (5). También es segundo en entradas (2,75) y cuarto en acierto de pase en el tercio final (87,1%). Estadísticas que explican el porqué de su impacto.

Y el propio futbolista no esconde sus objetivos. En una reciente entrevista con Mundo Deportivo Carlos Romero lo dijo claro: quiere “ser un jugador que haga más cifras”. Dicho y hecho. Con solo cuatro jornadas ya lleva un gol y una asistencia, quedándose a apenas un tanto de igualar su producción total del curso pasado.
El futuro pinta ilusionante. Por delante tiene 34 jornadas para seguir creciendo en un Espanyol que ha firmado su mejor arranque en Primera desde 1995, cuando Camacho estaba en el banquillo. Y si algo ha demostrado Carlos Romero es que trabajo y perseverancia no le faltan.
