Este lunes, Francesc Via, presentador de ‘La Grada’, protagonizaba un encendido discurso sobre la dramática situación que más allá de lo estrictamente deportivo vive el Espanyol, y que muy gráficamente llegó a definir como de auténtica “caída libre”. Lo cierto es que pocos por no decir ninguno de los estamentos del club se salva de la quema; comenzando por Chen Yansheng, su propietario y presidente, que asiste desde la distancia no sabemos con qué grado de preocupación a la debacle del equipo. Pese a que un posible descenso devaluará ostensiblemente el precio de una entidad que recientemente un estudio situaba por encima de los 250 millones -cuando el club estuvo a punto de pasar a manos americanas, lo cierto es que una compañía especializada en la materia situaba el valor de mercado más cerca de los 180, lo que provocó el enojo de Chen Yansheng y la ruptura de las negociaciones- lo cierto es que es una incógnita saber qué planes tiene con el Espanyol el magnate chino. Como avanzábamos en La Grada en su día, no está tan claro que sea más sencillo vender el club en Segunda, ya que Chen Yansheng no está por la labor de perder el dinero que ha invertido, pero mientras tampoco se han definido dos planes estratégicos en función de si la entidad se queda o no en Primera.
Con Chen Yansheng observando desde la distancia esta dramática situación quien aguanta los palos es el CEO Mao Ye
Con el propietario del Espanyol Chen Yansheng observando a miles de kilómetros de distancia esta dramática situación quien aguanta los palos es el CEO Mao Ye, el cuarto de los directores generales que ha impuesto el propietario del club desde su llegada. Una de las decisiones más esperadas y que podría haber apaciguado los ánimos de una afición que está más que harta es el cese de Domingo Catoira, cuya sentencia parece clara pero parece esperar el momento oportuno para ser anunciada, ejerciendo de fusible que proteja al resto de la institución cuando la intensidad de la corriente sea ya insoportable. El gallego fue el responsable de confeccionar una plantilla que a pesar de ser el décimo límite salarial de Primera, está absolutamente descompensada. En los últimos días, han sido varios los jugadores que han reconocido que el proyecto final era muy diferente al que se les prometió cuando firmaron bien sus fichajes, bien sus renovaciones, algo que se intuye también pasó con el técnico elegido para comandar la nave, Diego Martínez. Luis García sí era consciente de la herencia que recibía, y hasta el momento no está siendo capaz de revertir la situación. Los jugadores, evidentemente, tampoco pueden salvarse de la quema, dado que a lo largo del curso y salvo alguna excepción han rendido claramente por debajo de lo que se esperaba de ellos, fallando además clamorosamente en momentos clave de la temporada. Por abajo, tampoco se salvan ni el Fútbol Base con una gestión muy discutida por parte de Luis Vicente Mateo, y con el Femenino arrastrándose por Segunda división, muy lejos de lo que fue hasta hace tan solo unos años, verdadera referencia en el futfem nacional.
Mientras, el socio del Espanyol se debate entre la apatía y el hartazgo
¿Y el socio y aficionado espanyolista? Pues evidentemente, todo este oscuro panorama ha contribuido a una más que evidente desafección e incluso apatía, que se evidencia en el continuo descenso en el número de abonados, y en un malestar que ha tenido como último episodio el aplazamiento del Aplec de Penyes de Tarragona. Incluso la invasión de campo protagonizada en el último derbi ante el FC Barcelona puede entenderse en parte como una manera, errónea pero hasta cierto punto entendible, de canalizar la frustración ante la inacción de la entidad, que está haciendo aguas por muchas vías.
